Estilismo y fotografía: Paloma Pacheco Turnes y Amador Toril
Los dueños de la madrileña Espacio Mínimo transformaron, de la mano del estudio Andina&Tapia, un antiguo local comercial en la casa de sus sueños, que, como no podía ser de otra forma, se parece tanto a su galería como a ellos, y al que el arte da todo su sentido.
Los galeristas Pepe Martínez Calvo y Luis Valverde, propietarios de Espacio Mínimo, en Madrid, compraron un antiguo local comercial con la idea de construir desde cero la casa de sus sueños (contando por supuesto con su perro, Sancho). El motivo principal no era otro que “la singularidad del espacio, que nos permitía trasladar a nuestro entorno privado nuestra faceta profesional, ya que para nosotros, la galería, más que una profesión es una forma de vida”. De seguido le ofrecieron al estudio bicéfalo Andina&Tapia, formado por Fernando Tapia y Mónica Andina, uno de los mayores retos de su ya larga trayectoria: “Cuando nos llamaron –recuerda Fernando–, el espacio estaba absolutamente en bruto, un vacío entre forjados con sus pilares; no existía nada. Los clientes nos pidieron que lo convirtiésemos en una casa con la aspiración de que, dentro de su amplitud y los espacios abiertos que querían mantener, resultase acogedora”. Partían absolutamente de cero, un punto tan motivador como exigente; se trataba, en palabras de Mónica, de “crear un programa de vivienda que, por un lado, encajase con las necesidades habituales de una vivienda y, al mismo tiempo, se desarrollase como una extensión de su galería, manteniendo muchas paredes para poder exponer el arte de los propietarios”. A la hora de articular la vivienda, “la clave fue crear un patio interior –que no existía– como eje central de la misma, planteado todo en hierro dulce, lo que enlazaba con la idea de mantener la estructura de la construcción a la vista (pilares, vigas e incluso algunos forjados)”. Así, y una vez superada la fase arquitectónica, que se prolongó ocho meses debido a la complejidad de ciertos aspectos técnicos, el proyecto de interiorismo fue mucho más sencillo y rápido: “Pepe y Luis tenían ya muchas piezas, y muy claro el enfoque que le querían dar. Y, además, está pensada para que las obras de arte vayan rotando, con lo que, sorprendentemente, todas las piezas nuevas que entran se adaptan muy bien”
Público y privado
Hay casas concebidas como refugio, y otras como punto de encuentro. Ahora, el triunfo de los espacios abiertos –u open concept en la terminología anglosajona– es una tendencia decorativa que nos acompaña hace décadas (quizás desde el boom globalizado de los lofts allá por los años noventa). Y es que los tabiques están definitivamente demodé. Las viviendas diáfanas y abiertas, ya sean más o menos grandes, tienen un montón de ventajas: desde el máximo aprovechamiento de la superficie a la flexibilidad de espacios versátiles y cambiantes, pasando por su declarada voluntad acogedora, una circulación muy fluida o cierta espectacularidad en su planteamiento. Sin embargo, es necesario seguir algunas pautas a la hora de decorarlos: lograr que la luz fluya libremente, poner en juego líneas rectas y puras y texturas y colores más bien neutros… Una recomendación: juega con plantas –exóticas y XXL– no solo para aportar frescor, también para dimensionar los espacios.