Aunque quizás no te lo pueda parecer, el verano es uno de los mejores momentos para renovar la casa, y es el periodo en el que gran parte de la población decide lanzarse a la ardua tarea que, tras el paso de algunos años, se vuelve ineludible: pintar las paredes de casa. Se trata sin duda de una ardua tarea que, según un estudio realizado por la marca Bruguer, el 62% de la población española reconoce llevar a cabo fuera de la media recomendada por los expertos: cada dos o tres años. Así es, ante el gran dilema de cómo, cuándo y por dónde empezar, muchos tirarán la toalla y optarán por contratar alguno de esos servicios que te resuelven el problema y te tienen la casa pintada y limpia en menos de lo que canta un gallo, mientras que tú decides pasar la noche en algún hotelito y montarte (ya de paso) unas “mini vacaciones” de tu piso más que justificadas.
Sin embargo, aquellas valientes (que no son pocos) que no sucumban ante terror de la brocha y se quieran aventurar en el apasionante mundo del famoso DIY o ‘hazlo tú mismo’, deberán saber que conviene no esperar más: existen un sinfín de razones por las que los meses de más calor son los mejores para pintar la casa, ya que, por lo general, no sólo disponemos de más tiempo, sino que también podemos aprovechar más horas de sol, además de existir un menor riesgo de lluvia. Vamos, que se juntan un montón de factores que consiguen que la nueva capa de pintura se seque muchísimo más rápido. Tanto es así que, si se emplea una pintura de buena calidad, como las de la casa Titan o Bruguer, que además ha diseñado una gama de colores con base al agua y carácter ecológico, es posible dormir en la misma habitación el mismo día que ha hemos pintado.
Lo que es innegable s que la temporada estiva es mucho más proclive a llevar a cabo todo tipo de cambios en la vivienda. Y seamos sinceros, pasarle una buena brocha a la casa sigue siendo una de las opciones más económicas de hacerlo. Además de las que ya hemos mencionado, aquí tienes algunas otras razones por las que no deberías dejar escapar el verano para pintar la casa.
Razones por las que pintar la casa sí es para el verano
Terraza y jardín: dos espacios de los que presumir
Desde que llega la primavera, tendemos a esmerarnos en cuidar los espacios exteriores de nuestro hogar, llenándolos de plantas, bancos, balancines y todo tipo de accesorios. Sin embargo, no es hasta el verano cuando disponemos de todo el tiempo que nos gustaría para mimarlo y ponerlo bonito. Por ello, el verano puede resultar una fecha ideal para decorar las macetas o darle una capa de pintura a nuestro envejecido porche.
El cuarto de los niños
Los campamentos de verano y otro tipo de actividades de ocio suelen ocupar parte de las vacaciones de nuestros hijos. Su ausencia durante varios días puede suponer el momento perfecto para dar un nuevo aire a su habitación. Además, no podemos olvidar que, de curso en curso, tienden a crecer y hacerse mayores, por lo que es muy probable que su habitación requiera urgentemente esa transformación.
La casa de veraneo: un espejo donde mirarse
Además del domicilio habitual, muchos también tienen la suerte de contar con una segunda vivienda, en la que pasamos buena parte de nuestros días de vacaciones. Un motivo más que suficiente para renovarla con cierta frecuencia y hacer de ella un lugar especial, la casa de nuestros sueños. En el otro lado de la balanza estarían aquellos que aprovechan su marcha a este segundo hogar para transformar su espacio habitual de residencia.
Hora de acabar con las humedades
La primavera es con toda seguridad una de las estaciones más lluviosas del año, si no la que más. Como consecuencia, es probable que nuestro hogar se pueda ver afectado en el algún momento por las constantes precipitaciones, descubriendo zonas húmedas y goteras. El verano, por el contrario, se presenta como la mejor época para poner fin a esos problemas y dejar la casa como nueva.
Más luz y tiempo libre
Los días de julio y agosto son los más largos del año, así como aquellos en los que disponemos de más tiempo para realizar todas aquellas tareas que no hemos podido hacer el resto del curso por falta de tiempo. Todo un incentivo para centrarnos en tareas de pintura y decorativas, que requieren de una especial dedicación.
La lluvia, enemiga de la ventilación y el tiempo de secado
Más allá de las irregulares e intensas tormentas veraniegas, el mes de agosto destaca por sus elevadas temperaturas. Por ello, a la hora de pintar, resulta mucho más sencillo abrir las ventanas y ventilar la casa, con la idea de que el olor de la pintura se vaya y que ésta, al mismo tiempo, se seque antes. El primero de los dos problemas es cada vez menos frecuente, gracias a la existencia de gamas de colores más ecológicas y que carecen de olor.
Fotografías de Akzo Nobel, concedidas por Houser & Houser.