Prados Urbanos: naturaleza al servicio del talento creativo

Aunque los tiempos de Artemisa y Maya quedaron atrás, estas tres divinidades actuales de la floristería nacional nos traen un trozo del paraíso perdido a nuestras casas.

Prados urbanos
Prados urbanos

Kaloto - Exuberancia

El camino de Diego Fernando Valencia hacia su destino floral fue largo y sinuoso: “En Colombia, a la par que trabajaba en un banco, tenía una empresa de diseño y decoración de belenes artesanales. Luego me vine a Madrid, y tras estar unos años empleado en una floristería, abrí mi propio negocio hace ya 16 años, con un planteamiento de decoración radicalmente nuevo: otra forma de ver las flores”. Ya desde el propio concepto del espacio, Kaloto, en el madrileño barrio de Salamanca, donde “conviven piezas de arte –tallas, pintura, fotografía contemporánea y muebles antiguos– con flor de primerísima calidad y los materiales que utilizo habitualmente: metales, maderas, cristal y porcelana antigua”. Muchos de sus clientes le han puesto una etiqueta que no va desencaminada: “Estilo parisino-neoyorquino”; y ha trabajado para firmas como Givenchy, Lancôme, Ferrari, Loewe, Joyería Suárez o NH Hotel Group (eso por no hablar de ministerios y embajadas). “Me encanta hacer cada ramo como lo que es: algo para un momento y persona únicos, sobre los gustos del cliente –y no imponiendo los míos– y dando forma a lo que busca”, dice. Quien le descubre le es fiel para siempre.

"Jugando con el mobiliario y las plantas, flores y elementos decorativos, intentamos crear un lugar donde nuestros clientes se sientan en medio de la naturaleza"

 

Muguet - Compromiso

Javier Montardit –licenciado en Microbiología por la Universidad Autónoma de Barcelona y titulado por la Escuela de Arte Floral de Catalunya– ha hecho de Muguet, junto al mercat de l’Abaceria, en el barrio barcelonés de Gracia, un emblema del producto de proximidad –o kilómetro cero– y rigurosa temporada. También de la creatividad sin límites; no en vano su grito de guerra, con bastante humor, es “¡hay vida después del clavel, la gerbera o el crisantemo (gracias a Dios)!”. “Definir nuestro concepto –dice Xavi– es complicado porque el espacio es muy cambiante. Pero sí podría decirte que uno de los principales objetivos –y creo que atractivos– de Muguet es el respeto a la temporalidad estacional. Tratamos de que en la floristería se “respire” un poco el aire de cada estación del año con sus determinados colores, texturas, flores, frutos... Con ello vamos mutando el escenario, jugando con todos los elementos del mobiliario y, obviamente, con todas las plantas, flores y elementos decorativos. Intentamos crear un lugar donde nuestros clientes, por un momento, se sientan en medio de la naturaleza”.

"La naturaleza es maravillosa, y yo quiero que mis clientes tengan acceso a lo mejor de cada temporada"

 

Sally Hambleton - Felicidad

"Recuerdo cuando de pequeña iba a comprar flores para mi madre los domingos y veía muy poca variedad amontonada en cubos que me daban una tristeza tremenda”. La madre eso también tuvo que ver en que, en 2002, se decidiera a dejar las cifras y la bolsa por las flores y la decoración. “La naturaleza es maravillosa, y yo solo pretendo que mis clientes tengan acceso a lo mejor de cada temporada”, continúa, y remata: “Procuro que la tienda tenga la variedad que yo espero poder encontrar en una floristería”. Adora la belleza silvestre, natural y sutil, apuesta por multiplicar especies – haciendo pedagogía– y no soporta las tendencias. Tanto la floristería como su vecino estudio, donde imparte talleres y organiza eventos, son espacios imperdibles en el mapa desing de la capital; ella los describe desde dentro: “Ambos han sido pensados como sitios en los que de verdad me gusta trabajar y pasar el tiempo. Por ello le hemos dado tanta importancia a los colores, los ventanales, que podamos recibir luz natural sintiéndonos muy cerca de este barrio tan nuestro”. Alrededor de la calle Gabriel Lobo, un pedacito de campiña en Madrid.