Si algo nos ha enseñado la crisis es que o te mueves o te lleva. Adaptarse a cualquier circunstancia es un requisito indispensable para tener éxito. La crisis en el sector hotelero no ha sido únicamente cosa de un virus. Durante los últimos años se ha hecho latente un cambio de tendencia, necesario, hacía un modelo más sostenible. Dentro del marco de Interihoteles, interioristas, arquitectos y empresarios abordan las problemáticas que la nueva situación ha ocasionado y crean una nueva ruta para reconstruirlo.
Porque hay que comprender que los hoteles que vienen tienen que renovarse. El futuro, como lo conocíamos, es una ilusión. Esta crisis no solo es biológica, estamos ante una crisis medioambiental. Es por esto que María Laura Sequeira, diseñadora de Gensler, considera que los nuevos modelos se guiarán por los patrones de diseño de la naturaleza. Concebir esta inversión, no solo como respuesta a la crisis sino, como un estilo de vida que nos va a acompañar durante mucho tiempo.
Nuevo modelo hotelero
La concepción de los hoteles ha cambiado. La crisis del Covid ha provocado que nuestros viajes de ocio y placer se hayan visto reducidos a mínimo. Un turismo más local, más cercano, en muchos casos buscando lugares aislados y en sintonía con la naturaleza ha ido imponiéndose. Buscamos un lugar para escapar de la crisis y respirar.
Nos estamos adaptando a un modelo que nos lleva a pasar más tiempo al aire fresco y aislado y esto, más que una debilidad para el sector hotelero, debe ser asumido como una nueva oportunidad. Adaptar los modelos resort a esta nueva tendencia, orientándolos, no solo como lugares donde pasar nuestras vacaciones, sino como espacios para el teletrabajo, ofreciendo una vivencia local a la vez que sirven para vivir, trabajar o estudiar.
Diseño y arquitectura en el nuevo modelo
Cambia la concepción del turismo y con ello las necesidades de las personas que reservan los alojamientos. El diseño debe cumplir con las nuevas búsquedas: más salud transmitiendo un mayor bienestar. “Los edificios tiene el poder de sanar, desde el diseño somos conscientes espacialmente de lo que es invisible”, destaca María Laura. Y es que los edificios tienen el poder de hacernos reaccionar fisiológicamente y no podemos ignorar su importancia en este aspecto.
La crisis nos ha hecho comprender que estos espacios no estaban preparados para atender un virus como el que nos ha abordado. La relación con el espacio ha cambiado durante la pandemia. Es un cambio que perdurará con nosotros y que hará que tengamos que escucharlo, desafiándonos a hacer las renovaciones necesarias.
Para ello es indispensable conversar con el espacio y valorar, dentro de esa conversación, en cómo afectará a nuestra salud y a nuestro estado de ánimo. Aprovechar así los beneficios que la naturaleza y el espacio nos ofrecen, preocupándonos y cuidando de esta. Durante muchos siglos olvidada y deteriorada, la naturaleza hace de cualquier experiencia, un momento único del que nutrirnos.
Así este nuevo modelo deja de pensar en los edificios como una interrupción en el paisaje y los concibe como una continuación de este. Estos deben formar parte el paisaje y construirse acorde con él. Como ejemplo, sin duda, los complejos hoteleros que la cadena ha desarrollado en Costa Rica donde el paraje natural y los pueblos indígenas son respetados y escuchados. En este caso se ha usado su sabiduría para conocer como habla el entorno con las cabañas primitivas. Su construcción, ubicación o los materiales usados no se han dejado al azar. La relación antropológica entre los seres y la ubicación, como fluye el aire, como entra la luz, depende al 100% de la naturaleza y puede condicionar nuestra relación con esta y nuestro bienestar.
Volver a nuestras raíces
Crear estas edificaciones como lugares que nos permitan respirar mejor, más saludables, más eficientes, como grandes pulmones. Entrelazándose en el beneficio todo se construye con materiales orgánicos, naturales y sostenibles. Se introduce así el diseño biofílico en conexión con el bienestar emocional y creando una conexión más clara con el entorno que mejora la experiencia como huésped con el espacio y con el presente. Los paños de bosque, las luces, la humedad, brindan calidad y bienestar a nuestro cuerpo.
Usar la luz natural, saber ordenar la naturaleza y usarla a nuestro beneficio sin interferir en ella. Para ello se deben fusionar las experiencias exterior e interior, crear un equilibrio entre el compromiso natural sin olvidar el confort de un resort de lujo. Resaltar la naturaleza en la que se engloba cuidándola y protegiéndola. Con materiales naturales que aseguren ese viaje interior-exterior desde su llegada a través del confort, descanso y entretenimiento. Para ello es clave llevar esta conexión con la naturaleza también al interior con un diseño en armonía de muebles y objetos.
Se trata de crear, así, santuarios que brinden protección y refugio al visitante aprovechando la sensación que nos provocan olores como la madera quemada, el agua de lluvia sobre la tierra… El bienestar tiene un toque más holístico que abarca características físicas, sociales, mentales con un propósito muy claro. A medida que nos esforzamos por cumplir con la sostenibilidad, medimos el éxito de un edificio o complejo, evaluando el impacto social y ambientar positivo junto con el rendimiento financiero.
El servicio hotelero adquiere un nuevo sentido, la razón por la que alguien visita un hotel es para divertirse. Para crear esa sensación hay que atribuir belleza a través de la naturaleza, comodidad a través del confort e intimidad a través del uso del espacio, si usamos la última tecnología se puede logar una experiencia de lujo extraordinaria. Un lujo no como brillos, sino como autenticidad.