Oír hablar a la interiorista sudafricana Kim Stephen sobre su historia como diseñadora de interiores y la forma en la que crea sus espacios hace pensar en ella como en una “investigadora de la decoración”.
Y es que, aunque crecer rodeada de textiles de todo tipo —su madre es Debbie Schuurman, de Walnut Interior Fabrics en Durban—, ha tenido que desempeñar un papel fundamental en su formación, su estilo es, por encima de todo, fruto de unareflexión y una investigación minuciosas.
Si por algo siente inclinación Kim es por la elegancia clásica. Una muestra de ello es la arquitectura de su propia casa, que describe como un hogar de “líneas georgianas con toques modernos”.
Recibidor. El papel de pared es de Élitis. Las serigrafías son de Stephanie Watson. Las cortinas y la tapicería del sillón son de Manuel Canovas, en Gastón y Daniela.
Antes de que hace tres años y medio fuera completamente renovada, la estructura de esta mansión, en pleno barrio residencial de Bishopscourt, en Ciudad del Cabo, presentaba una planta en forma de A, bastante rústica, difícil de imaginar ahora.
Durante la reforma, tiraron paredes y abrieron los espacios hacia el exterior para contagiar al hogar de la vibrante vitalidad del medio natural que les rodea.
Mesa de centro rústica comprada en Block & Chisel. La alfombra de exterior roja es de Fibre Designs y los jarrones amarillos son de The Gatehouse en Mavromac.
Para amueblar su casa, Kim emprendió una búsqueda metódica de los artículos que durante tiempo había imaginado como perfectos para su hogar: desde antiguas baldosas de terrazo a papeles pintados y desde obras de arte únicas a muebles diseñados a medida.
El baño cuenta con unas hermosas vistas abiertas al jardín. La bañera exenta es de Victorian Bathrooms.
La combinación entre este interés por el cuidado y la reflexión, y su sentido innato del color tienen como consecuencia una confianza y estilo notables que inciden sobre el placer que el resultado final ofrece.
Su gusto clásico incluye, también, un uso confiado del blanco y el negro que, como ella explica, “funcionan como contraste a los colores vibrantes, a los que equilibran y asientan”. Una elección audaz que, combinada con otras más individuales, crea ambientes dinámicos y llenos de energía.
Estilismo: Sven Alberding
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