Historias de cerámica: exposición en el Nuevo Museo Nacional de Mónaco

El NMNM reúne una exposición de más de 120 piezas de cerámica de los mejores artistas internacionales con una misma historia en común.

Ron Nagle
Ron Nagle

  • Texto: Sònia Parladé

Un viaje que recorre las más especiales invenciones y experimentos de la cerámica destacando su diversidad de formas y decoraciones, así como sus procesos de producción. Así es la exhibición Artifices instables, stories of ceramics, disponible en el Nouveau Musée National de Monaco desde el pasado septiembre y hasta el 31 de enero del próximo año.

Para Cristiano Raimondi, comisario del museo, la cerámica es un material heterogéneo e inestable, capaz de contar historias transversales. Mediante una selección de más de 120 piezas de artistas internacionales, Raimondi buscó crear un espacio que muestra los distintos escenarios de producción (selección y preparación de la arcilla, el proceso de dar forma, el acabado, la decoración, la cocción…) de la cerámica, que varían según su creador, obteniendo un sello y estilo particular en cada pieza.

El espacio fue planeado con la ayuda del diseñador suizo Adrien Rovero, que diseñó las mesas donde algunas de las piezas se exponen, y el chipriota Michael Anastassiades. La exposición ocupa dos plantas de Villa Sauber, y las obras están expuestas según las referencias visuales de cada una.

Piezas mágicas

La Fábrica de Cerámicas Artísticas de Monte Carlo comienza su actividad en 1874 inspirada por el movimiento británico Arts & Crafts, que se limitaba a mejorar la producción de piezas de cerámica decorándolas con motivos florales y de animales. En ese mismo período, en Mississippi (Estados Unidos), el ceramista George Ohr inicia la producción de sus “piezas mágicas” deconstruyendo el tradicional jarrón abstracto esmaltado y experimentando durante más de treinta años con distintas y variadas formas y procesos de producción. Más de un siglo después, George Ohr es considerado uno de los pioneros del Arte Moderno Americano, y algunas de sus piezas pueden verse en la exposición.

La segunda etapa de las cerámicas de Monte Carlo (1907-1914) es representada en la exposición por el ceramista francés Eugène Baudin, cuyos trabajos anticipaban el surrealismo, y por las piezas del artista multidisciplinario Albert Diato, con una clara connotación territorial, que proporcionó una revolución estética de la cerámica en los años 50.

Experiencia y juventud

Por su parte y viajando hasta la actualidad, la experimentada artista italiana Chiara Camoni y la sirio-libanesa Simone Fattal dan vida, mediante sus creaciones, a criaturas mitológicas y arquetípicas, mientras que la venezolana Magdalena Suarez Frimkess renueva la tradición de la cerámica americana dándole una nueva función con connotaciones sociales y políticas.

Por su parte, el americano Ron Nagle, alumno de Peter Voulkos, abandona los estereotipos de su época con piezas inspiradas por paisajes y detalles de la arquitectura de San Francisco y la cultura japonesa.

La juventud está totalmente representada por el joven artista Brian Rochefort, con un aparente desorden en sus obras que esconde un gran valor técnico que combina arcilla y esmalte rompiendo y posteriormente recomponiendo minuciosamente las texturas. También el británico Aaron Angell, de edad similar que Rochefort, sigue explorando nuevas maneras de trabajar con piedras y vidrios que él mismo crea.

Finalmente, Johan Creten reescribe, mediante arcilla, el arte de la metamorfosis en un trabajo que destaca por sus títulos, generalmente muy evocadores.

¿Qué tienen en común todas estas historias y artistas? El valor simbólico que le confieren a la tierra. Siendo una materia maleable, solo alcanza un estado inalterable después de su cocción. Una vez convertida en cerámica, siempre conservará las invenciones a la que la sometieron sus creadores, la memoria de su artificialidad y sus alteraciones cromáticas.

 

Sobre el autor

Sònia Parladé

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