Puede que a veces sientas que a tu casa le faltan unos pocos metros y sueñes con un hogar más espacioso o le des vueltas y más vueltas a la posibilidad de cambiar la distribución de casa para que tus habitaciones parezcan más amplias. Si a ti también te obsesiona esta idea, quizás el concepto de “casa flexible” sea justo lo que andabas buscando: altillos que se convierten en dormitorios, despachos que surgen de lugares donde antes había sólo una pared, camas que se esconden en discretos armarios… La flexibilidad permite la creación de espacios absolutamente versátiles y adaptables, y nos brindan un mar de posibilidades infinitas en lo que a diseño de interiores se refiere.
Y es que no es tanto una cuestión de innovación estética, sino que se trata más bien de una adaptación a la arquitectura del siglo XXI. En efecto, vivimos en una época en la que economizar espacios se ha convertido en algo esencial, especialmente en las grandes ciudades, y en la que se buscan soluciones orientadas a un usuario que, cada vez más, prioriza aspectos como la sostenibilidad y la eficiencia energética a la comodidad que pudieron proporcionar los espacios más amplios.
Principios de la flexibilidad
Nuestras viviendas son, al fin y al cabo, híbridos flexibles que tienen la capacidad de ir cambiando con el paso del tiempo, una evolución que los arquitectos han de tener muy en cuenta a la hora de diseñar interiores que se ajusten más a la flexibilidad de los usuarios de hoy en día. Pese a todo, el concepto de flexibilidad forma parte del mundo de la arquitectura y el diseño desde hace ya unas cuantas décadas: el famoso arquitecto John Habraken ya nos hablaba del open building allá en el 1092, un concepto que definió en su libro Supports: an alternative to mass housing. Seguramente no se imaginaba hasta qué punto esa idea acabaría determinando el futuro de la vivienda tal y como la conocemos hoy día.
Los tres principios del open building se centran precisamente en elementos esenciales de los edificios plurifamiliares: una vivienda ha de ser diversa, aceptar el cambio y la transformación e incorporar al usuario en el proceso de diseño. Estos conceptos, trasladados al mundo de la arquitectura doméstica, implican una flexibilidad en los interiores que radica en la creación de ámbitos de idéntica jerarquía y tamaños similares. De este modo, los usuarios tienen la posibilidad de apropiarse de los espacios según sean sus necesidades.
De igual manera, la necesidad de una arquitectura y una vivienda flexible es un punto clave en el desarrollo sostenible, y se puede introducir a través de elementos como muros centrales diseñados de modo que acojan diversas funciones o espacios multifuncionales en los que se integren zonas como la cocina y el comedor.
Elementos para flexibilizar tu casa
Para obtener una circulación fluida de tu hogar, hay ciertos elementos que permiten una gran flexibilidad y unificación espacial:
- Paneles correderos: el uso de paneles permite unir o separar fácilmente algunas áreas según la actividad que se esté realizando.
- Espacios ‘mutantes’: sustituir los muebles de las habitaciones por mobiliario transformable que permita guardar o plegar aquello que no se esté usando puede ser la solución ideal para maximizar el uso del espacio.
- Conectar el interior con el exterior: romper con las barreras que nos separan de los espacios exteriores y potenciar la apertura de nuestro hogar hacia la calle o los jardines puede aportarnos los beneficios de ambos espacios.
- Detalles con doble personalidad: librerías, muebles multiusos o una iluminación variada pueden dotar de personalidad a nuestros espacios y definir una nueva experiencia de habitarlos.