Daniel Pérez y Felipe Araujo, o lo que es lo mismo, Egue y Seta, con oficinas en Barcelona, Madrid y A Coruña, son un estudio de diseño e interiorismo con numerosos proyectos en su haber. De su experiencia, de su formación, de sus trabajos, de sus viajes, de sus lecturas… han surgido sus proyectos y de ellos sacamos no solo las tendencias que deberías tener en cuenta este año, también las raíces y rasgos que identifican a sus interiores. Y aquí están ellos para contárnoslos.
¿Qué son para vosotros las tendencias?
Las tendencias no son en ningún caso universales ni para todos. Tampoco son tan repentinas o innovadoras como se suele creer o súbitamente impuestas por un ‘Dios de las Tendencias’ de modo caprichoso y sorpresivo. Esto vendría a explicar por qué muchas de las tendencias que veremos hacer estragos en el 2017, son solo la evolución natural de aquellas que vimos en 2016.
El quid de los colores
Las paletas de color no serán enteramente subvertidas: no se trata de que ayer estaba de moda el blanco nuclear y hoy enteramente el negro. Más bien, aquellos tonos que han sido populares el año pasado, lo seguirán siendo en el 2017, sólo que en su versión “gastada”.
Aquellos azules intensos y oscuros del 2016 seguirán siendo vigentes, sólo que ligeramente más claros y menos saturados – de clara inspiración denim–. Y lo mismo sucederá con los verdes –especialmente con el Greenery de Pantone– y los amarillos, los cuales veremos en tonalidades más pálidas. Algunos de los más prestigiosos conocedores de la industria del color han apuntado algunos rosas térreos y tonos de arcilla como grandes tendencias de color para el 2017.
¿Pero quién lo sabe realmente? Esta locura relacionada con las predicciones de color a veces nos suena un poco gratuita o caprichosa… ¿Porqué nadie habría de tomarse la molestia de escoger uno o cinco colores del año? ¿Basándose en qué exactamente? ¿Cuáles fueron los otros mil colores no seleccionados? Y de nuevo, ¿porqué? ¿No están ya disponibles? ¿Cambia tan rápido la psicología del color? Si es verdad que las paletas están ahí precisamente para que tengamos una amplia gama a partir de la cual escoger, ¿porqué querríamos que alguien más que el cliente nos limitase las posibilidades?. Todos pueden convicir, como en la casa de la imagen, una reforma que Egue y Seta llenó de color.
¿Qué materiales y acabados mandarán este 2017?
El cobre comienza a perder fuerza y será paulatinamente remplazado por el dorado envejecido de la mano de ese look “Gran Gatsby / Roaring 20´s / neo art deco” que tan presente ha estado en los últimos meses.
El ratán o el mimbre están desde hace un rato en lo más alto, y lo seguirán estando, solo que empezaremos a ver piezas hechas con éstos materiales de aspecto más refinado e innovador a medida que los diseñadores industriales exploren todas las posibilidades de la fibra más allá de la recuperación nostálgica.
El corcho, el aglomerado de viruta, el pino y la arcilla están en boga, mientras que el mármol empieza a perder fuelle (esto habrá que verlo), solo para ser reemplazado por una piedra menos brillante.
Finalmente diremos adiós al azulejo biselado ‘tipo metro’ (brindemos por ello!) y esperemos que el mosaico estilo patchwork y la decoración tipográfica en forma de citas se vaya con éste.
¿Y de la vegetación, qué?
La vegetación seguirá siendo vigente, pero más en su versión real que impresa sobre textiles o papeles. Y las plantas se verán reducidas en número pero aumentadas en dimensión (tanto aquella de la planta como de la hoja).
En cuanto a arquitectura interior…
Los detalles y acentos intrincados seguirán siendo importantes –aún no hay visos de una vuelta al minimalismo– por lo que las molduras, los zócalos decorativos, las cornisas, los arrimaderos y las celosías serán cada vez más demandadas por los clientes conjuntamente con la innovación. Por tanto, sería razonable decir que las veremos cambiar, variando sus perfiles, su forma, su proporción, su cuantía y disposición.
Y pasando a temas menos decorativos y en lo referente al más durable “hardware” de la casa, hemos de decir que vimos reflejado por ahí en algún blog que, “sorprendentemente” –nuestros clientes aún no han empezado a pedir esto–, el “open plan” o la distribución diáfana comenzará a perder popularidad para favorecer de nuevo estancias más segregadas e independientes, o una nueva manera de integrarlas. Según esta fuente, las live-in kitchen o las cocinas enteramente integradas al comedor o el salón dejarán de ser tan demandadas. Creemos improbable que vuelva la cocina enteramente aislada, pero es verdad que quizás se empiece a evaluar la posibilidad, en cambio, de integrarla al patio, al jardín, a la terraza o la piscina, donde la extracción de humos y la típica humedad del recinto proponga menos inconvenientes.
¿Qué hay de seguro en las tendencias?
En cualquier caso, debemos tener en cuenta que como con cualquier otro “pronóstico”, esto es posible que ocurra, pero nunca es algo seguro. Debemos tener en cuenta estas predicciones, pero nunca dejarlas que determinen enteramente la apariencia general de lo que diseñamos. Sobre todo, como diseñadores, tenemos el deber de retar e intentar contradecir las tendencias, ya que es la única manera de inventar la siguiente!
Más deco tendencias para tener en cuenta:
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Los patrones étnicos continuarán siendo tendencia sólo que el origen “geográfico” de los mismos cambiará.
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Los alfombras persas o de motivos navajos, por ejemplo, darán paso a otros menos vistos.
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Los espejos serán de nuevo brillantes y lisos (los espejos antiguos empezarán a estar de capa caída), pero los cristales y vidrios perderán transparencia para ganar textura y color hacia una apariencia más cercana a la de los vitrales o vidrios ahumados.
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Las grandes lámparas colgantes seguirán estando entre nosotros, pero en vez de aquellas tradicionales y grandiosas lámparas de araña , chandeliers o sputniks, las veremos envueltas en fibras naturales o incluso en textiles tejidos.