El escritor, dramaturgo y crítico austríaco Hermann Bahr se refería a Viena, en el año 1900, como una ciudad con un pasado vital, cultural y social muy interesante. Y no le faltaba razón. Muchas de las obras artísticas de mayor prestigio se realizaron en esa época. Hablamos de El beso, de Gustav Klimt, la Wally Neuzil, de Egon Schiele, la Caja Postal de Ahorros, de Otto Wagner, o los esbozos de Koloman Moser, entre otros. Nos referimos también al Modernismo, a los cafés y hoteles de la capital vienesa, a sus centros de artesanía… que han visto el transcurrir de la historia y le han dado un giro estético a la ciudad.
Nos hemos trasladado allí para acercarte lo mejor de esta bella capital que personificó el concepto del espíritu emprendedor, el urbanismo y la creación en un todo único. Empezamos nuestro viaje en el Ruby Lissi Hotel & Bar, en el corazón de la ciudad, que nos sorprende por sus habitaciones, cuya estética se inspira en los vagones de un tren; aquí todos los muebles son piezas de época recuperadas, los espacios son comunes y la música es el gran leitmotiv. Ideal para viajeros que buscan nuevas experiencias. De allí nos animamos a una ruta por el paisaje arquitectónico Modernista.
De paseo por la historia arquitectónica
Empezamos por la Caja Postal de Ahorros, construida entre 1904 y 1906, y 1910 y 1912 por Otto Wagner; nos sentamos en el Café Prückel (1904), uno de los más antiguos de la ciudad y visitamos el hotel Marriott Renaissance y el Gran Ferdinand. Dos propuestas actuales, donde el lujo arquitectónico se combina con ideas deco originales. Nos detenemos en el Lugeck, donde degustamos platos típicos vieneses acompañados de una decoración actual en un marco clásico de inmejorable factura.
Acudimos a J&L Lobmeyr, una tienda especializada en iluminación y pequeños objetos deco, que dispone de una colección propia de piezas de porcelana de diversas épocas, y visitamos el MAK, el museo de diseño y arte contemporáneo que exhibe piezas que datan del medievo hasta nuestros días y en las que destacan muebles Thonet o Wiener Werkstätte y almorzamos en su restaurante, el Salonplafond, un espacio con una gran propuesta decorativa (sillones de Oswald Haerdtl y Ernst Schwadron, lámparas de Kalmar, tejidos de Josef Frank...) y una carta ligera, ideal para seguir el camino de visita a las exposiciones o comprar algo en su Mak Design Shop (maravilloso showroom).
Desde allí, visitamos algunas tiendas deco interesante, como Joka o Wittmann, esta última nos sorprende con las más novedosas propuestas del diseñador español Jaime Hayón. ¡Un placer disfrutarlo! La ruta da para mucho y seguimos hasta el American Bar (de visita ineludible... ¡prohibidísimo fotografiar!), las tiendas de arte, música, etc. (Leopoldsgasse y Kamergasse), en el casco antiguo... y nos desplazamos hasta Holzer Galerie para disfrutar de magníficas antigüedades art déco. Un lujo para los amantes de la belleza modernista.
Uno no puede irse de Viena sin visitar el hotel The Guest House y su restaurante–(obra del diseñador británico Terence Conran), con sillas fabricadas según el trabajo del conocido arquitecto de postguer ra Oswald Haerdtl–, el Heuer, en uno de los lugares más céntricos de Viena, con bancos de cuero y sillas estilo Thonet, que recrean un ambiente acogedor, o el elegantísimo y clásico hotel Topazz, muy próximo a la catedral y con ventanales redondos que se convierten en originales bancos desde los que observar la ciudad, o el restaurante Motto am Fluss, que se alza junto al Canal del Danubio como si fuera una lancha de elegantes líneas, en la Schwedenplatz. Su propietario, Bernd Schlacher, ha construido un variado paisaje gastronómico en un escenario de dos pisos.
Tampoco se puede dejar pasar la oportunidad de visitar el Palacio de Belvedere, con magníficas exposiciones, actualmente de Klimt, la exposición en las Talleres Austríacas, donde uno se enamora de las piezas esenciales que han marcado época, o la Manufactura de Porcelana Augarten, imprescindible para los amantes de esta delicada materia.