Oriente, con sus profundas raíces en la espiritualidad, es a menudo fuente de inspiración para Occidente, y eso se traslada también al campo de la decoración. Una de las enseñanzas que más ha calado en este ámbito es el Feng Shui, pero hay otras prácticas más allá de esta que pueden aportar serenidad y belleza a nuestro hogar. Un buen ejemplo de ello es el wabi-sabi, una categoría estética que se basa en la belleza de la imperfección.
En el ámbito del interiorismo, esto se traduce en decorar con muebles y objetos que han envejecido a la vez que lo hemos hecho nosotros y reflejan el paso del tiempo. Se trata de aceptar el ciclo de la vida y decorar con piezas antiguas a pesar de que tengan imperfecciones, porque son precisamente esos defectos lo que las hacen únicas y les otorgan una belleza singular.
El wabi-sabi nos anima así a valorar la autenticidad, la asimetría, la aspereza y la modestia. Y todas esas cualidades, unidas, conforman espacios que respiran calma y personalidad. ¿El resultado? un estilo que lleva ya un tiempo siendo tendencia y que arrasa por su sencillez y naturalidad. Si queremos decorar siguiendo esta tendencia, hay algunos aspectos claves que debemos tener en cuenta, te contamos cuáles.