Que el mundo cambia ha pasos agigantados es ya una realidad. Lo vemos en las nuevas tecnologías, las redes sociales y hasta en el urbanismo. Porque desde luego, las calles ya no se distribuyen de la misma manera que lo hacían a principios del siglo XX cuando el centro de la vida social resurgía entre las amplias avenidas. La pregunta es, ¿cómo afrontarán las ciudades, los barrios, los hogares los retos que nos plantea la sociedad del futuro? ¿Y cómo repercutirán en el día a día de las personas?
Según el laboratorio de investigación de IKEA, el 40% de las áreas que serán urbanas en 2030 todavía no se han planteado y, por tanto, se puede actuar sobre ellas. Ideas hay de sobra, solo queda ponerlas en práctica. Lo que sí se sabe es que los hogares del futuro se conciben más allá de las estructuras de una casa tradicional, ya que abarcarán barrios, vecinos y servicios, entre otros espacios. Los espacios compartidos serán clave como también otras cuestiones que afectan en el día a día de las personas como es la tecnología, el autocultivo, el suprrareciclaje, los muebles robotizados, los sistemas de energía descentralizados. Todos estos factores formarán parte de la casa del futuro y la clave, una vez más, será incorporarlos con eficiencia.
Para ilustrar estos nuevos desafíos de cara al 2030, IKEA preparó una exposición en la que se reflexionaba sobre cuestiones como la reconfiguración de los espacios urbanos o cómo solventar la masificación de las ciudades, la falta de recursos naturales o el cambio climático. Retos que ya comienzan a despuntar pero, que en el 2030 pueden convertirse en el día a día y el urbanismo debe estar preparado para combatir esos cambios y mejorar la calidad de vida de los seres humanos y el medioambiente.
Población, adiós al individualismo
Todo lleva al individualismo. Y es que, las proyecciones demográficas estiman en los próximos años un crecimiento importante de la población en las grandes urbes, además de un envejecimiento de esta, falta de recursos naturales y precios de vivienda impredecibles. Por otra parte, las personas que viven en entornos urbanos, aunque están más conectadas que nunca, cada vez se sienten más solas, ansiosas y estresadas. Pero, ¿existen soluciones?
IKEA como experta en el hogar, se ha propuesto explorar de la mano de su laboratorio de investigación SPACE10 y de la inmobiliaria Ikano Bostad la forma en la que se pueden diseñar los hogares y los barrios para mejorar la vida diaria de las personas en las ciudades del futuro. Para ello ha desarrollado dos proyectos basados en los beneficios de vivir en comunidades que proporcionan a las personas una sensación de pertenencia, a la vez que les dan acceso a servicios como guarderías, huertos urbanos, gimnasio, transporte o venta minorista.
El proyecto BETTER LIVING, desarrollado por Ikano Bostad, parte de la idea de que el 40% de los urbanitas consideran su barrio como su hogar y propone replantear las fronteras entre espacios privados, compartidos y públicos, potenciando los vecindarios como lugares de reunión funcionales y significativos.
Por su parte, el proyecto desarrollado por SPACE10 denominado URBAN VILLAGE tiene como objetivo dar acceso a viviendas más asequibles en el mercado, permitir que sea más fácil vivir de una manera sostenible y ofrecer soluciones más atractivas para compartir espacios. Para ello propone soluciones como comunidades intergeneracionales de vida compartida, una plataforma digital para poder acceder a suscripciones, servicios e instalaciones o un sistema de construcción modular, donde los componentes y materiales de construcción pueden desmontarse y reemplazarse, reutilizarse y reciclarse durante la vida útil del edificio. Además, con el objetivo de facilitar el acceso a la vivienda, este proyecto presenta nuevos modelos basados en suscripción que ofrecen la oportunidad de ganar capital en el lugar donde se vive.
Lo de perder el tiempo en 2030 ya no será posible. Todo hace indicar a que la optimización del espacio vital se tornará una necesidad de primer orden en ciudades masificadas. IKEA ya está trabajando en muebles robotizados altamente funcionales y flexibles junto a la start-up americana Ori, fundada por el español Hasier Larrea. La esencia de ROGNAN es tener un mueble “dos en uno” que multiplica el espacio, transformándolo de salón, en dormitorio y de dormitorio a lugar de trabajo con tan solo apretar un botón.
Sostenibilidad: producir y cultivar para conservar el planeta
Cada vez más, los hogares se consideran un espacio esencial dentro del balance energético. Por eso, hay que replantear el modo en que nos alimentamos y llevar estilos de vida más sostenibles para combatir el cambio climático. IKEA plantea el cultivo en el hogar como una de las respuestas a este reto. The Growroom es un huerto vertical de varios niveles que ha desarrollado SPACE10 y que puede construir fácilmente cada comunidad porque sus instrucciones se pueden descargar gratis en internet.
Tecnología, nuevos procesos más eficientes
Desde Ikea también se abordan proyectos que buscan solucionar el problema de la generación y consumo de energía en el hogar más allá de la red eléctrica tradicional. Solarville es un planteamiento innovador de SPACE10 que utiliza paneles solares y tecnología bockchain para que los hogares generen de forma autosuficiente su propia energía renovable. Esto además permite que cualquier exceso de electricidad generado puede ser comprado por otros hogares de la comunidad.
Con esta misma visión, IKEA de la mano de Little Sun, un proyecto social desarrollado por el artista Olafur Eliasson, está explorando nuevas formas de capturar la energía solar a través del diseño. Soluciones de energía solar portátil para llevar la energía a cualquier lugar y que puede ser la respuesta a los millones de personas en el mundo que no tienen acceso a la electricidad. Este proyecto se complementa también con los paneles solares domésticos HOME SOLAR que la compañía ya ofrece en otros mercados y que llegará a España en el último trimestre del año.
La tecnología también evolucionará hacia un desarrollo de procesos más eficientes y sostenibles, por ejemplo, a través de la reutilización de residuos. Muchos de los materiales que utilicemos en 2030 estarán fabricados a partir de deshechos, como la colección Musselblomma, diseñada por Inma Bermúdez y elaborada con plásticos reciclados recogidos en el Mediterráneo por pescadores españoles.
Estas son solo algunas pinceladas de las soluciones que podremos encontrar en un futuro no tan lejano: