Cohousing: las claves para entenderlo (y practicarlo)

¿Es el cohousing para ti? Analizamos el fenómeno de las viviendas colaborativas

Cohousig viviendas colaborativas portada
Cohousig viviendas colaborativas portada

1. LAS REGLAS LAS PONES TÚ

El cohousing combina viviendas privadas con espacios comunes, es gestionado por los residentes que participan activamente en definir el proyecto según sus necesidades.

2. PRESERVA LA PRIVACIDAD

Cada vivienda cuenta con equipamiento completo, o casi, que le garantiza independencia e intimidad, y se suelen reducir los metros cuadrados para destinarlos a espacios comunes. Si bien se establece una organización colaborativa de tareas comunes, la economía de cada vivienda es privada.

3. COMPARTIR ESPACIOS Y SERVICIOS

Las zonas comunitarias son fundamentales y amplias. Pero igual de importantes son los servicios, acordados previamente: lavandería, taller de bricolaje, despacho, habitaciones de invitados, sala de juegos, vehículos…

4. EN LA CIUDAD Y EL CAMPO

El cohousing puede implementarse en edificios de pisos, en casas unifamiliares o adosadas. En entornos rurales permite compartir jardín o huerto, y optar por un modelo agrupado o disperso.


Cohousing viviendas compartidas salon

WONHPROJEKT WIEN. Es la asociación privada que promovió el proyecto, inaugurado en el 2014 en Viena. Aloja 67 adultos y 34 niños, en 40 apartamentos y 700 m2 de espacios comunes. Entre otros: sala de meditación, apartamentos para invitados o biblioteca, rodeando un jardín situado en la azotea. De Einszueins Architektur.


5. ABANICO DE VENTAJAS

En familias con niños se comparten servicios (guardería, canguro...) o los progenitores se turnan en tareas como la recogida de la escuela, cocinar, etc., y, generalmente, se reducen los gastos fijos. La vivienda conlleva un factor afectivo intrínseco: para una gran mayoría es un refugio, el espacio más íntimo.  El modelo residencial de cohousing surge, además, como lugar donde permanecer siempre acompañado.

6. VARIEDAD GENERACIONAL

Para personas mayores con una vida activa e hijos que se independizan, se inicia una nueva etapa vital. El cohousing es un buen entorno para combatir el síndrome de “nido vacío” o descargar de obligaciones a la descendencia. Y refrenda cómo la convivencia a cualquier edad y el respaldo de la comunidad suponen un buen soporte emocional.  

7. EL MEJOR ESPÍRITU DEL ‘COHOUSING’

Podría equipararse a una comunidad de vecinos bien avenidos, con ganas de compartir, a los que no asusta el compromiso de convivencia. El éxito de un cohousing reside en que sea una opción elegida y no impuesta.

8. CREAR ESPACIOS COMUNES PARA DISFRUTAR DEL COHOUSING

- Gran mesa de comedor. En un cohousing es indispensable. A la hora de cenar o los fines de semana, brinda buenos momentos para compartir. Una pizarra resulta útil para anunciar eventos y seguir el orden del día.

Cohousig: viviendas colaborativas (cocina)

- Una larga pila de piedra. Además de ser una pieza rotunda que imprime a un carácter espacio común, deviene punto de encuentro antes y después de las comidas.

Cohousig: viviendas colaborativas (baño)

- Diversas salas. Se trata de buscar formas de dividir ambientes pero sin aislar. Así se puede disponer de una zona silenciosa para la lectura o el estudio, y otra para la conversación, jugar a cartas, etc...      

- Biblioteca única. Al reunir todos los libros de los habitantes del cohousing se compone una magnífica biblioteca, dando pie a intercambiar lecturas. Es una buena excusa para retomar la bella tradición del exlibris –esa etiqueta ilustrada o sello grabado donde consta en nombre del dueño del libro- para el día que se recuperan los títulos.

Cohousig: viviendas colaborativas (biblioteca)

- Bodega comunal. El universo del vino y la recolección de caldos singulares puede deparar veladas memorables.

Cohousig: viviendas colaborativas (bodega)

- Relax en el jardín. Con mobiliario agrupado en distintas zonas, se alterna el disfrute del exterior en privado o en grupo.

Cohousing: viviendas compartidas (terraza)

- Apertura de miras. La variedad estilística y de gustos puestos en común en un cohousing, con muebles y objetos personales, da lugar a decoraciones y viviendas muy originales. 

La casa está estrechamente vinculada a nuestras etapas vitales: desde el piso compartido e informal de estudiantes; un apartamento para disfrutar a solas o en pareja; la vivienda que alberga la vitalidad de una familia con hijos… Pero también existen otras alternativas, como el cohousing: una modalidad emergente que persigue el equilibrio entre participación y privacidad, convivencia y autonomía, para gozar de las ventajas de todo a la vez. Una fórmula que cobra sentido en una sociedad donde aumenta la esperanza de vida y cada vez más personas optan por vivir solas.

 

Hablamos con Anna Puigjaner, arquitecta perteneciente al Grupo de Investigación Habitar de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), experta en cohousing en nuestro país.

Cohousing, nuevos proyectos de convivencia.

Proyecto de cohousing en Viena, referente de esta tendencia en Europa. Cumple una década de vida comunal y desde sus inicios se vinculó a proyectos culturales. Dispone de una casa de baños con sauna finlandesa, piscina fría y actividades para niños además de una azotea ajardinada. 

¿Cómo se define el cohousing?

Se entiende como un conjunto de viviendas que disponen de espacios y/o servicios domésticos compartidos, a conveniencia.

¿Qué requisitos espaciales tiene un proyecto residencial así?

Lo más importante es que el espacio esté organizado por niveles de intimidad. Una vivienda en un cohousing es mucho más compleja que en un edificio convencional. Hay zonas privadas, semiprivadas y totalmente públicas y compartidas –generalmente lo son las cocinas abiertas–. Para que funcione se han de diseñar muy bien estas transiciones de privacidad y, a la vez, facilitar la libertad de usarlas todas.

¿Cuál es la clave del éxito?

La convivencia colectica del cohousing funciona cuando uno escoge compartir y no cuando se ve obligado a hacerlo. Los casos más exitosos suelen ser lo que, además de cocina colectiva, cada apartamento dispone de un aparato de cocción o minicocina.

De este modo la cocina colectivo es más un servicio que una obligación. Y la gente la utiliza como una extensión de su casa, una conveniencia muy práctica cuando es tarde y no se ha tenido tiempo de comprar, uno llega cansado o simplemente desea sociabilizar.

¿Qué ventajas reporta?

¡Las ventajas son múltiples! Mejora la vida cotidiana en general. No solo procura espacios a utilizar en comunidad que, por tanto, extienden la superficie de tu vivienda, sino también muchas otras cosas que hacen más fácil el día a día.

Cada cohousing acuerda sus normas y regímenes específicos, no hay una fórmula única general. Algunos ofrecen comida cocinada por un cocinero profesional o por los propios habitantes; otros disponen de servicio para cuidar niños; en otros se comparte coche, moto, incluso barco… En general, se reducen los costes a final de mes y a su vez se gana en confort cotidiano.
 

El cohousing mejora la vida cotidiana en general. 


¿Y qué inconvenientes plantea?

El único inconveniente es precisamente su principal característica y virtud: el hecho de compartir. Hay que estar dispuesto a ello, de lo contrario la convivencia puede resultar muy complicada.

En un cohousing, ¿cómo organizar los muebles y objetos que se comparten?

Es inevitable que se mezcle lo personal y lo común. Al final los espacios compartidos suelen ser la imagen de todos sus habitantes. Si están habitados y utilizados, difícilmente lo neutro pervive. Cuando uno visita los espacios compartidos de un cohousing, se da cuenta rápidamente de qué habitantes o sector social los utilizan con mayor intensidad. 

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