Casas pasivas: ¿la vivienda del futuro?

Gracias a su ahorro energético, las casas pasivas son una tendencia cada vez más notable en construcción. ¿Pero se trata de una solución realmente sostenible?

casas pasivas
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  • Texto: Lucía Díaz

El concepto de casa pasiva se basa en la búsqueda del equilibrio entre el confort interior y un consumo de energía muy bajo y a un precio muy asequible. Se consideran, así, casas pasivas a esas construcciones que son prácticamente autónomas, especialmente en lo que concierne a sus necesidades de calefacción. En este aspecto, se busca que este tipo de vivienda se autoabastezca mediante la energía solar.

Para lograr esto, los edificios pasivos emplean recursos propios de la arquitectura bioclimática, combinada con otros que proporcionan una gran eficiencia energética. Son edificios pensados para aprovechar al máximo la luz natural y la radicación solar, por lo que el aislamiento y la renovación del aire juegan un papel fundamental.

Gracias a su eficiencia energética, las casas pasivas nos permiten ahorrar hasta un 90% en costes eléctricos o de gas natural, y nos ayudan a mantener un ahorro económico importante a todos los niveles. Asimismo, en su construcción se emplean principalmente materiales ecológicos, por lo que también se situarían dentro de la categoría de arquitectura sostenible.

Para que una edificación pueda ser considerada bajo la etiqueta de casa pasiva y pueda recibir el certificado que lleva esta denominación, debe estar construida en base a los parámetros del estándar alemán Passivhaus, que comenzó a utilizarse a principios de los años 90, cuando se construyeron las primeras casas con estas características en algunos países del centro de Europa. En la actualidad, se trata de una tendencia constructiva muy extendida.

passive house

¿Por qué son tendencia?

El alto potencial y rentabilidad de las casas pasivas las ha llevado a ser consideradas por muchos como las casas del futuro. A esto se añaden otros muchos aspectos favorables con respecto a la ‘construcción convencional’, entre ellos:

  • Al no requerir un aporte energético, se reduce la necesidad de producción global, lo que implica una importante reducción de las emisiones de carbono.
  • La normativa de alquileres y venta de viviendas estipula que cada casa ha de contar con un certificado energético, por lo que, si nuestra casa ya tiene una buena nota en lo que respecta a ahorro energético, esto se traducirá a su vez en una reducción del precio de compra.
  • El gran ahorro de energía de este tipo de hogares implica que puedan operar fuera de la red eléctrica, gracias a la incorporación de paneles solares.
  • En estos hogares, como comentábamos, la ventilación juega un papel fundamental, por lo que la calidad de aire (especialmente en los hogares alejados de núcleos urbanos) será mayor.

¿Son realmente sostenibles?

En los últimos años, y respondiendo a una creciente conciencia medioambiental, la construcción de casas pasivas ha aumentado considerablemente. En nuestro país, se trata de un tipo de construcción que también está en auge, no sólo debido a la demanda de parte de los consumidores, sino también por parte de promotores inmobiliarios, fabricantes de materiales aislantes, climatizadores, arquitectos y consultores, etc. Existe incluso una asociación conocida como Plataforma por la Edificación PassvHaus que aboga la construcción de hogares siguiendo la certificación oficial establecida.

Sin embargo, también existen numerosas voces que aseguran que un determinado conjunto de viviendas es o será construido bajo los criterios de una casa pasiva, pese a no estar en posesión de la certificación correspondiente. De hecho, en la mayoría de los casos se trata de viviendas unifamiliares u hoteles de alto standing que emplean en realidad el sello de casa pasiva como mero reclamo “ecológico”, un recurso de marketing que lejos está de los criterios de eficiencia y rentabilidad que deben caracterizar la construcción de este tipo de viviendas.

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Lucía Díaz

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