Antes fue un despacho de abogados, algo más de 120 m2 excesivamente compartimentado en un pequeño edificio del ensanche madrileño, en la calle Claudio Coello. Cuando el estudio de arquitectura Lucas y Hernández-Gil dio con él, y a pesar de que parecía haber desaparecido todo rastro de elementos originales, a excepción de las carpinterías de la fachada protegida, vio de inmediato su inmenso potencial.
Salón. Biblioteca modelo Random, de la firma MDF Italia. A su izquierda, mesa auxiliar de metal editada por Vitra. Butacas de piel marrón Paulisano, de Objekto. A la izquierda, cuadro de Miguel Ángel Barba titulado Verano; a la derecha, obra de Bonifacio Alonso.
“Proyectamos una vivienda contemporánea, diáfana y luminosa, climatizada con suelo radiante (frío y calor) e iluminada íntegramente con luces led; y establecimos un diálogo con la arquitectura original a través del material, pero evitando replicar falsos elementos”, explican desde el estudio, que se encargó de la rehabilitación y del proyecto de interiorismo. La reforma duró seis meses y consiguió llevar luz a todos los espacios de la casa y hacerlos más diáfanos. El empleo de madera y piedra en diferentes despieces fue el encargado de devolverle parte de ese confort propio de una vivienda burguesa y aportar carácter a los espacios sin necesidad de decoraciones añadidas o excesivamente protagonistas.
Comedor. Mesa Reale, de Zanotta. Sillas AAC23, de Hay. En verde, relieve mural entre el salón y el comedor, obra de Joao Carlos Galvao.
Sus propietarios son apasionados del mundo del arte y del diseño, de ahí que dispongan de bellas piezas por toda la casa; así como, de las antiguëdades, de las que también disfrutan en muchas de las estancias. La combinación de estos elementos da como resultado una casa donde conviven piezas originales con otras nuevas, estableciéndose un diálogo sosegado entre el pasado y el presente.
Zona de paso. Mesa española escurialense de finales del siglo xvi. Talla de una virgen alemana del siglo xv, espejo de teca lavada. En el pasillo, fotografía Praia de Mira, de Luis Vioque.
La atmósfera cálida y confortable se acentúa con la selección de mobiliario y diseños propios del estudio de arquitectura Lucas y Hernández-Gil. Mobiliario clásico de Carlo Mollino, Mendes da Rocha y Eero Saarinen se combina con otros más actuales. Siguiendo así con la intervención arquitectónica, en una equilibrada combinación de diferentes épocas, donde la comodidad, los materiales naturales y el gusto por los buenos acabados, dan coherencia a todo el conjunto.
Dormitorio Cama Simple Roble, de Zeitraum. Mesitas de noche en madera lacada, obra de Lucas y Hernández-Gil. Apliques Scatling, de Marset. En primer plano, taburete Tab, de Sancal.
Baño. Lavamanos, encimera de mármol Macael, mueble bajolavabo y toallero de roble diseñados por Lucas y Hernández-Gil.
Detalles del comedor Aparador León, de Horm; lámparas Cloud, de Molo; espejo de Berenis y escultura de bronce Col, de Rafael Muyor.