Herrero y constructor de sueños, sueños que plasmaba en materiales nobles y a través de los cuales construyó historias que hoy en día son parte del paisaje que contemplamos. Así era Jean Prouvé, arquitecto y diseñador francés, que comenzó pronto a interesarse por las artes decorativas. Hijo del diseñador de Art Nouveau, Victor Prouvé, creció entre estímulos artísticos que servirían de base para esa manera tan singular y armoniosa que tenía de entender la construcción.
En colaboración con el Centro Pompidou, Caixa Forum Madrid, organiza una retrospectiva dedicada al ingeniero francés donde, a través de sus dibujos, maquetas, muebles y archivos, poder conocer tanto su obra como la influencia que ha tenido en la arquitectura actual. Su universo iba más allá de su taller o sus grandes construcciones, Prouvé era el trabajo con su equipo, el dominio y la pasión por la técnica y los materiales, su espíritu colaborativo con otros arquitectos o las ideas que compartía con sus estudiantes de ingeniería.
Siempre ligado al diseño industrial
Su gran sueño siempre fue poder crear productos al alcance de todos, ya que el arte no tenía que ser solo para unos pocos. Con tan solo 25 años ya trabajaba para las herrerías del hotel Thiers en Nancy y para algunos grandes almacenes de Paris. Estos trabajos sumados al que desarrolló en la herrería del casino Saint Jean de la Luz le llevaron a ser reconocido por Le Corbusier, como parte de La Union des Artistes Modernes, un destacado grupo de arquitectos, decoradores y diseñadores, la mayoría de origen francés, de la época.
Junto a Charlotte Perriand amueblaría la residencia universitaria de Jean Zay en Antony, cuyos diseños han llegado hasta nuestros días como muebles Antonys. Y con M. Bataille crearía la sociedad Los talleres Jean Prouvé, una empresa trabajadora del metal que renovó los deseos de construcción. Esta pasión por el metal sería seña de identidad de su producción otorgándole ese aire industrial tan de moda en los 50s. Firma grandes construcciones como la sede de la UNESCO en París, la Torre-Nobel o la Universidad de Berlín.
Silla Antony
Además de diseñador, Prouvé era un apasionado de la investigación. Crea un método de enseñanza que ilustra su cercanía al concepto industrial de construcción, en el que se apoya en el análisis de los objetos técnicos a través de sus propias experiencias. Esto le llevó también a experimentar con nuevos materiales y componentes, como las estaciones de servicios cilíndricas, en los últimos años de su vida.
Tanto sus primeros trabajos con arquitectos modernos con Robert Mallet-Stevens, Eugène Beaudouin y Marcel Lods, Le Corbusier y Pierre Jeanneret, o sus creaciones de mobiliario para comunidades y sus edificios prefabricados más conocidos como la Maison Métropole, la Maison Coc o la Maison des Meilleurs, podrán verse en esta muestra que permanecerá abierta hasta el 13 de junio en la capital.