En la zona de Portocolom en la costa de Mallorca se encuentra Bocoi, un antiguo almacén vinícola cerca del muelle de carga convertido ahora en un restaurante de diseño. Un espacio donde antiguamente se guardaban los bocois, unos toneles de gran capacidad que conservan el vino.
El arquitecto Vicenç Mulet firma la reforma de este restaurante inspirado en la historia del puerto y el antiguo uso del almacén. Para ello, recupera el espacio original eliminando todos los elementos decorativos y capas de las paredes de antiguas intervenciones para dejar a la vista de nuevo la piedra de la isla, el marés.
Inspirado en la historia
Un restaurante muy ligado a la historia de Mallorca y su vinculación con la producción de vino, y es que el vino de la isla vio su momento de esplendor a principios del siglo pasado, cuando los viñedos franceses estaban pasando un mal momento por culpa de la filoxera y empezaron a comprar todo el vino que podían en el Mediteráneo, incluyendo el de esta isla, haciendo que barcos cargados de bocois zarparan de Mallorca rumbo a Francia
Sin embargo, más tarde la filoxera también atacó a las islas Balearse, haciendo que con el paso del tiempo estos almacenes que guardaban bocois quedaran obsoletos. Poco a poco, algunos se han convertido en espacios de restauración y ocio abiertos al paseo marítimo de Portocolom.
Arte como protagonista
Una historia que no solo ha inspirado el nombre del local, sino también todo el proyecto de reforma que pretende celebrar la historia de la isla y el arte contemporáneo, apostando por una escultura de Lin Utzon como protagonista.
Dicha pieza es un homenaje a los bocois que se almacenaban, Mulet no quería recurrir a decoraciones predecibles con toneles y optó por algo mucho más conceptual: una escultura de la artista Lin Utzon cuerpo blanco y sinuoso que domina el espacio con elegancia.
Iluminación con ramas de higuera
Pero la escultura de Utzon no es la única referencia local ni guiño artístico del proyecto, Mulet también ha apostado por un conjunto de ramas de higuera que sostiene las luminarias, trabajo del artista local Varuzh junto con el propio Mulet.
Varuzh convierte troncos de árboles traídos por el mar en lámparas o esculturas. En este caso, se ha creado una lámpara cuyas puntas se orientan hacia el techo y con hilos eléctricos tejidos que terminan en bombillas colgando de las ramas para iluminar el centro del local.
Sin duda, el restaurante pretende celebrar la historia y el arte, pero también una manera de cocinar el producto mallorquín, recuperando la esencia de una actividad que forma parte de la historia de los habitantes de Portocolom.
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