El número de aperturas que ha vivido la capital en los últimos años puede quitar el hipo: restaurantes con interiorismos imposibles ahogados en decoración innecesaria, borrachos de estridencia, de ruido. Lejos del acelerado concepto de local que solo quiere atraer miradas y estar de moda, las aperturas de las que hablamos hoy tocan con cuidado y mucha delicadeza cada pata de su negocio: la arquitectura, el mobiliario, las texturas, los juegos de luces, el ambiente y la calidad de su cocina.
Existen lugares que nos cuentan historias, donde se vive más lento, más orgánico, más real. Atento a estos cinco restaurantes madrileños para una experiencia bonita, genuina y deliciosa.