A los trece años, Isabel López-Quesada, se dio cuenta de que su vocación la llamaba a embellecer los espacios, y con apenas veinte abría su propio estudio en Madrid.
Su personalísimo estilo, siempre al servicio del cliente, combina un eclecticismo ilustrado, forjado en sus muchísimos viajes, la desprejuiciada fusión de tradición y modernidad, su avezado ojo para el arte contemporáneo y el gusto por integrar la naturaleza en sus interiores.
Foto: Pablo Zamora
Isabel lleva bien alta la bandera de nuestro interiorismo a lo largo y ancho del globo: no sólo ha decorado importantes embajadas españolas –como las de Doha o Tokio–, sino que trabajando en París, Nueva York o Gstaad se siente como en casa. Era imperdonable que no tuviese ya un Premio Interiores, pero ya es suyo.
Isabel López-Quesada recogiendo el Premio Interiores al Mejor Interiorista Nacional
La interiorista confiesa que se siente más cómoda entre telas y planos que entre palabras, pero aún y así dedicó unas palabras de agradecimiento a la vez que resaltaba la importancia de premiar la belleza.
"En unos tiempos tan complicados, la belleza nos salvará"