Las calles de las ciudades ya están engalanadas y preparadas para el alumbrado y hace semanas que el espíritu navideño se ha instalado en las tiendas. Ahora solo falta que se sumen a esta fiesta el interior de las viviendas. Parece que los hogares son los últimos en colgar los adornos navideños, pero cada año se adelanta una puesta de largo que antiguamente se fijaba en el puente de diciembre en los casas españolas.
Y es que mucho han cambiado las cosas. Progresivamente las tendencia decorativas de cada temporada tienen una influencia directa en la decoración navideña. Nada queda ya de esos adornos que se limitan al rojo y verde con toques plateados y dorados, ahora las opciones son infinitas y se adaptan a cada familia y a cada hogar. Lo mismo ocurre con los árboles de Navidad. La diversidad de adornos disponibles en el mercado permite que cada quien pueda personalizar su abeto en función de sus aficiones, su estilo decorativo y muchos otros factores, dando lugar a pinos que cuentan historias sobre los hogares en los que se instalan.