En pleno siglo XXI, el significado que cobran nuestras viviendas se ha transformado al completo. Ya no se trata solo de espacios donde descansar y pasar pocas horas al día; ahora, son una fiel representación de quiénes somos y de cómo somos. Puesto que, en ellas, pasamos una gran cantidad de tiempo que dedicamos a tareas tan distintas como la relajación y la desconexión, pero también la socialización y el ocio o el trabajo y el estudio.
La multifuncionalidad y la personalidad se han convertido en los grandes objetivos que deben perseguir todos los nuevos hogares, más pensados para cumplir con las necesidades y las preferencias de sus habitantes
El espacio de la cocina es un buen ejemplo de esta interesante evolución: lejos de ser una estancia cerrada, pequeña y pensada solo para cocinar, las cocinas modernas se han abierto hacia el resto de espacios de la casa, creando auténticas zonas de día con distribuciones muy abiertas y fluidas, que invitan a la socialización y que facilitan la libertad de movimientos y la comunicación con el resto de miembros de nuestra familia o con nuestros invitados.
Pero, para que esto sea posible, y no creemos dos ambientes inconexos, es importante que nos fijemos en algunas cuestiones clave que garantizarán la armonía y la coherencia entre espacios.
Cocina y zona de día en completa armonía
Seguramente te fascine el resultado que ves en catálogos de mobiliario como los de Santos por la fluidez con que la zona de la cocina queda integrada con el salón, el comedor, el estudio o la zona de día que puedes ver en las imágenes de este reportaje. Para que esto sea posible y no se genere disonancia visual, sus interioristas y diseñadores de interiores nos recomiendan: