Limpiar la nevera no es la tarea más divertida del mundo, pero si resulta ser una de las más esenciales que debes incorporar, cada tres meses como mínimo, en tu rutina de limpieza. Se trata del lugar en donde guardamos la mayoría de alimentos que después vamos a consumir. Y de la limpieza dependerá que duren más o menos tiempo o incluso que sean o no realmente comestibles.
La cocina es uno de los espacios de la casa que mayor limpieza y orden requieren, por no decir el que más. Normalmente, solemos prestar mucha atención a mantener las encimeras limpias y a ordenar armarios y cajones, ¿pero y la nevera? Te contamos unos sencillos trucos prácticos que te van a dejar la nevera reluciente. ¡Toma nota!
1. Antes de empezar, toca organizar
Conocer los mejores productos para limpiar la nevera de forma efectiva es casi igual de importante que la limpieza en sí, o incluso más. Si no se limpia con aquello que funciona el resultado va a ser como si no se hubiera hecho nada. Informarse, preguntar y leer reseñas te van a ayudar a descubrir los productos más efectivos. No todo funciona tan bien como parece, o tan mal. Además, es necesario decidir el lugar donde poner los alimentos durante el tiempo que estés limpiados para evitar que se pongan malos. ¿Un truco? Límpiala un día que no esté muy llena y evita tener que mover mucho los alimentos. Una vez todo listo, es momento de desenchufarla de la corriente y listo. ¡Manos a la obra!
2. Adiós a las baldas, bandejas y cajones
El segundo paso consiste en desmontar la nevera al completo para poder hacer una limpieza en profundidad. Así, es momento de retirar las piezas desmontables como los cajones, bandejas y hueveras. Pero no te olvides de limpiarlos también. La mejor opción es usar vinagre, un producto ideal que consigue retirar toda la suciedad incrustada gracias a sus propiedades desinfectantes y desengrasantes.
Foto: Canva
3. Hora de ir a por el interior de la nevera
El bicarbonato de sodio se ha coronado como el producto estrella para limpiar las paredes interiores del frigorífico. Sus propiedades desengrasantes y antibacterianas, así como su olor neutro, hacen que se consigue una limpieza profunda y duradera. Vierte 3 cucharadas de bicarbonato en un recipiente hondo y agrega agua tibia hasta cubrirlas. Una vez la mezcla esté disuelta, sumerge una esponja y empieza a limpiar. Al terminar, deja que actúe unos 5 minutos y retíralo con un paño absorbente.
Otra opción es usar limón, ya que se trata de un alimento antibacteriano. Si apuestas por ello, exprime el zumo de 3-4 limones y mézclalo con agua tibia (aproximadamente 500 ml). Agita la mezcla y listo. Déjalo también actuar unos 5 minutos antes de frotar con un paño limpio.
4. No te olvides de las gomas
Las gomas son las que acumulan la mayoría de los hongos, así que es vital limpiarlas en profundidad. El vinagre es coronado como la opción perfecta para una limpieza efectiva. Mézclalo con agua y sumerge un paño dentro. Escúrrelo y pásalo por todos los rincones. En caso que quede algún espacio sin poder alcanzar, apuesta por usar un cepillo de dientes, ¡seguro que llega!
Foto: Dayvison de Oliveira Silva para Pexels
5. Ahora toca el exterior
Las puertas del frigorífico también deben limpiarse, en especial si son de tonos claros. En estos casos, se puede utilizar perfectamente el mismo producto usado para limpiar el interior. Sin embargo, si son de acero inoxidable necesitan otro tipo de lavado y productos. Uno de los más recomendables y efectivos, y además naturales, es el aceite de oliva mezclado con limón. Una combinación desengrasante que no perjudica el material.
Mezcla 4 cucharas de aceite de oliva (unos 65 gr aproximadamente) con 3 cucharadas de jugo de limón (30 ml aproximadamente). Viértela en una bayeta o trapo y frota la mezcla en dirección de las vetas del acero para evitar rayadas. Después, déjalo actuar durante 10 minutos y seca la superficie con un paño suave. ¡Y listo! Fácil, rápido, efectivo y natural. ¿Qué más se puede pedir?
Con estos 5 sencillos pasos vas a conseguir una nevera impecable y lista para volver a dar la bienvenida a los alimentos que se guardan en ella. Una rutina que se recomienda hacer cada 3 meses aproximadamente. Es hora de comprar los productos necesarios y ponerse manos a la obra. ¡Una vez la tengas limpia, es el momento de ordenar la nevera!