El boutique hotel más nuevo del Grupo Vincci se llama Molviedro y se encuentra localizado en una de las ciudades con más vida de todo el país: Sevilla. Y concretamente, en la emblemática Plaza de Molviedro. Un hotel que ha supuesto todo un reto para CIDON, el estudio de arquitectura e interiorismo que se ha encargado de llevar todo el proyecto. “Ha sido realmente todo un gran reto porque el proyecto empezó en 2017, y entre pandemia, permisos y demás se ha alargado hasta este año, que finalmente ha abierto sus puertas y lo ha hecho por todo lo alto, nos explica Raquel Vallejo, interiorista y Project manager de CIDON.
Cuatro edificios totalmente independientes, uno de ellos una antigua escuela de hostelería, con sus respectivas protecciones al tratarse de edificios que son considerados patrimonio de la ciudad. “Estamos ante un proyecto realmente muy complejo. Cuatro edificios independientes que hemos convertido en un hotel boutique muy especial. Y todo gracias al excelente trabajo de todo el equipo y en especial al realizado por Patricio Peman, socio del estudio y Marta Galicia, interiorista y también project manager, quiénes han estado pendiente en todo momento y participado activamente para que todo saliera perfecto”, sigue contando Raquel. Y todo gracias también al equipo de Vincci Molviedro. “Ha sido un placer contar con profesionales como son el equipo de CIDON que siempre han hecho las cosas muy fáciles”, nos cuenta Manuel Escote, el subdirector del hotel.
La misma fachada pero con un interior renovado
“La fachada de cada edificio consideramos que era muy importante mantenerla, y gracias al estado que se encontraban fue posible. Por ello, son de tonos distintos. El interior, en cambio, se ha fusionado para convertirse en un solo espacio, aunque hemos mantenido todo aquello que hemos podido”, nos sigue explicando Raquel. Una unión muy complicada, en especial por el cuarto edificio al contar con una protección más estricta y al estar situado en una altura diferente del resto. “El cuarto edificio ha sido el más complejo, y tanto es así que no hemos podido ponerlo al mismo nivel que los otros. ¿La solución? Decidimos que era el lugar idóneo para situar el restaurante y bar del hotel”, dice Raquel.
Y con una muralla integrada
“La muralla es una de las partes que más caracteriza al hotel, se trata de una con mucha historia trabajada por muchos y distintos artesanos y hoy en día es un reflejo de ello. Si te fijas, se encuentran muchos materiales integrados en una misma pared, símbolo de las manos físicas que han ido trabajando en ella”, nos cuenta Manuel. “La fachada sin lugar a dudas ha sido otro de los hándicaps más importantes del proyecto al ser patrimonio histórico. Por tanto, había de dejarse tal cuál estaba y construir a su alrededor”, explica Raquel. Un punto de historia a un hotel que, tras haber sido reformado casi al completo, tiene esos toques clásicos que transmiten paz y calidez y que ponen un valor añadido único. “La muralla es un punto fuerte del edificio, y merece ser puesta en valor porque muy pocos lo tienen”, remarca Raquel.
Mucho de Sevilla en todo el interiorismo
“No tenía sentido hacer un hotel totalmente moderno, al contrario, conservar lo esencial y al mismo tiempo, aportar ligeros toques contemporáneos. Pero sin lugar a dudas, Sevilla, su color y su luz son aspectos clave”, dice Raquel. Desde que uno pone un pie dentro del hotel sigue sintiendo que pasea por las calles de la ciudad, con el verde, rojo, amarillo como predominantes, así como los detalles sevillanos, la luz y mucho más.
“Cada rincón y estancia del hotel te recuerda que estás en Sevilla, desde el lobby con la preciosa fachada de azulejos, la librería, el restaurante, el bar con sus infinitos cuadros temáticos de la ciudad hasta llegar a las habitaciones, con los coloridos cabeceros y los cuadros de mantones de manila”, cuenta Raquel.
El lobby, un lugar estrella del boutique hotel
La entrada es un lugar en el que apetece estar. Un espacio que te invita a entrar tranquilamente y disfrutar del entorno y del hotel, o más bien. Pero lo que primero llama la atención es sin duda el precioso mural de azulejos, una pared entera situada detrás del mostrador. “Queríamos sí o sí incorporar ese mural, que representa las típicas ferias de la ciudad con las sevillanas bailando con los vestidos y los colores típicos. Una verdadera pasada y tanto es así que cada azulejo ha sido pintado a mano, uno a uno por artesanos de la zona”, explica Raquel. Alegría, felicidad, diversión… Una pared muy ecléctica y única.
La librería, otro punto estrella
Entrando, a mano derecha, se encuentra la librería, un espacio concebido como el lugar donde relajarse y sentirse como en el salón de casa. “No queríamos hacer la típica recepción de hotel, que llegas haces el check in o out y te vas. Buscamos construir un lugar donde sentirse a gusto, y poder disfrutarlo ya sea leyendo, trabajando… Por ello, apostamos por usar un verde oliva muy cálido, con toques naturales con plantas y muchos libros”, sigue contando Raquel.
El patio, azul añil y rojo, un lugar mágico
En el edificio cuatro (el más protegido), se encuentra el restaurante, que también es zona desayuno, así como el bar. Concretamente, el restaurante se encuentra dividido en dos zonas: una interna y la otra situada en el patio, todo recubierto con una gran claraboya. En otras palabras: una verdadera maravilla. Paredes en azul añil con mesas negras y sillas rojas. Un rojo potente, pero a la vez sofisticado y que va acorde con los ramos de flores situados encima de las mesas. “Es el lugar estrella del hotel, por ello y concretamente, es donde por la mañana se sirve el bufet desayuno y después se convierte en restaurante”, cuenta Manuel.
El bar, todo en verde con detalles muy sevillanos
“En el bar decidimos usar el verde y el marrón con la madera, dos colores muy emblemáticos y que conseguían darle un toque único a la estancia. Todo fabricado con materiales nobles, porque así lo requería el edificio”, nos sigue contando Raquel. Un lugar dónde los mármoles cubren mucha importancia, unos que han sido diseñados uno por uno por el equipo de CIDON, y realizados por profesionales que han sabido reproducir fielmente pieza a pieza.
“Los cuadros y murales que adornan las paredes son un guiño a Sevilla, o más bien, un enorme guiño. Se trata de folletos de ferias de hace muchos años que hemos reproducido al milímetro, combinado con fotos y más. Detalles que te hacen sentir en medio de la ciudad. Se trata de una sala con techos en altura, así que debían ser adornadas para dar una sensación de confort y al mismo tiempo diversión”, nos sigue contando Raquel.
Las habitaciones, todos muy coloridas
“Estancias sencillas, con su punto de color y muy confortables. Al entrar en cada uno de los dormitorios te invade una sensación de bienestar”, confiesa Raquel. Cabeceros en color rojo, con cuadros con mantones de manila y mucho más. “La mayoría de las habitaciones son en color rojo y combinan con detalles de color, menos las suites que son de un color azul cielo y con detalles en lila”, explica Raquel. Cortinas, tapicerías, mesas, sillas, paredes con papel vinílico… todo pensado al milímetro y diseñado expresamente para la ocasión. Sin olvidar los baños, con azulejos magníficos en las paredes, mármol y mucho más.
Una terraza con vistas de infarto
Toda la azotea del hotel es una gran terraza dividida en tres espacios: la zona de la piscina, la zona de mesas altas para comer y la zona de sofás pensada para ser un espacio más relax. Todo en una preciosa terraza con impresionantes vistas, incluso de la misma Giralda. “Se trata de una zona que una vez más su distribución ha venido decidida por la estructura, por la arquitectura, pero nos ha quedado muy bien resuelta con espacios para todo”, revela Raquel. “No olvidemos que tenemos vistas a la Giralda, un verdadero placer, sobre todo en verano, ya que es el lugar perfecto para picar algo con un buen cóctel”, relata Manuel.
El quinto edificio, las suites
Frente a las cuatro fachadas que componen el hotel se encuentra un quinto edificio, totalmente independiente y formado por tres entradas distintas y elegantes suites. Espacios equipados con todo lo necesario para ser independiente del hotel, gracias a la cocina que se puede abrir o cerrar y quedar totalmente disimulada; baño, salón y habitaciones. O se puede seguir disfrutando de los placeres del hotel, como el buffet desayuno, restaurante, bar y demás instalaciones.
“18 suites todas diseñadas individualmente, ya que todas son diferentes. Mantienen un mismo estilo que las habitaciones del hotel, pero tienen sus toques diferenciadores que las convierte en únicas. Por ejemplo, la paleta de colores por lo general sigue siendo la misma, pero en todas hemos incorporado una cocina que se pueda abrir o cerrar, es como un cajón escondido. Son únicas”, nos explica Raquel.
Un proyecto muy completo, pero excelentemente bien resuelto. Vincci Molviedro es sin lugar a dudas un precioso boutique hotel en el que disfrutar de Sevilla y sus maravillas sin necesidad de salir a la ciudad. Ahora bien, su excelente ubicación hace que salir a recorrer las calles sea tarea obligatoria. ¿Será tu próximo destino?
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