El pasado verano abría sus puertas en Menorca el Villa Le Blanc de Gran Meliá, un prototipo de hotel energéticamente neutro en carbono y marcado por una variedad de opciones gastronómicas que son todo un homenaje a la cocina y el modo de vida menorquín, estancias exquisitamente diseñadas con piscina privada y suites de hasta 130 metros cuadrados.
Situado en la playa de Santo Tomás, el hotel cuenta con espacios dedicados al bienestar, un spa de la mano de la firma francesa Anne Semonin, así como una propuesta gastro basada en el producto local y los sabores mediterráneos creados por el mítico S’Amarador, y con Cru, del restaurador Joan Canals, que ha replicado la cocina del restaurante Ulisses, en el hotel.
El resort vacacional 5 estrellas se erige en un entorno natural de la costa de Migjorn, a medio camino entre Mahón y Ciutadella. Un enclave ideal para descubrir todos los atractivos culturales y naturales de esta isla de Menorca.
El proyecto de reforma del antiguo Sol Beach House, liderado por el arquitecto Álvaro Sans, combina un diseño contemporáneo envuelto en sencillez y detalles. El hotel suma un total de 159 habitaciones, de las cuales 14 son de categoría Premium y 86 Supreme.
Tanto la Penthouse como la Master Swim Up o la Presidential Suite ofrecen lujosas comodidades, entre las que se encuentran vistas privilegiadas al mar, que se pueden disfrutar desde sus balcones y desde la piscina privada de la habitación.
Aquí, los espacios se entrelazan con grandes terrazas y porches, característicos de la arquitectura de las islas del Mediterráneo, y se da protagonismo a los colores blanco y azul. “El proyecto de Villa Le Blanc está inspirado en la arquitectura vernácula de los pueblos de la isla. Como punto característico, destacan los arcos menorquines, por un lado, y el blanco de las casas típicas”, explica Álvaro Sans, del estudio ASAH, arquitecto de Villa Le Blanc.
Las terrazas, en un maravilloso y luminoso blanco, al igual que los porches, ejercen de nexo de unión entre exterior e interior
En el plano gastronómico, el hotel es todo un homenaje al producto balear, con una cocina exquisita a base de materias primas de la isla en sus distintos restaurantes.