Ubicado en el corazón de Roma, y muy cerca del impactante Vaticano, Villa Agrippina Gran Meliá es el lugar al que acudir para disfrutar de un hotel con mucha historia y una arquitectura digna de admirar. Siendo la antigua villa de Agripina, la madre del emperador Nerón, todo el complejo mantiene guiños a este singular origen, dotándolo de una elegancia y sofisticación que se palpa nada más poner un pie dentro. Un entorno relajado con vistas panorámicas de la ciudad y con un exquisito diseño de cada espacio rodeados de preciosos jardines.
Y con una reciente incorporación muy importante: el restaurante Follie, de la mano del prestigioso chef Michelin, Luciano Monosilio. Una unión que marca el inicio de una nueva era después de celebrar 10 años desde su apertura, una en la cuál se busca dotar del complejo de un toque más contemporáneo, pero manteniendo siempre su esencia. Y el punto de partida ha sido con su propuesta gastronómica, y sigue con los pequeños toques en las habitaciones. “Villa Agrippina se un moderno contemporáneo y clásico hotel situado en el corazón de la ciudad”, así lo define Andrea Fiorintini, el director del hotel. El inicio de un proceso que seguro dará mucho de qué hablar.
Foto: Paloma Pacheco Turnes
En un enclave único y fuente de inspiración
Dentro de los jardines Orti Domiziani y con nueve mil metros cuadrados, Villa Agrippina se divide en un majestuoso edificio en tonos rosa pastel, amplias zonas verdes y una piscina espectacular, además de sus restaurantes y bar. Todo integrado en un todo que coexiste con mucha armonía y elegancia. Y tanto es así que es la inspiración, el punto de referencia de otros hoteles de la compañía como el popular Palacio de los Duques de Madrid.
“Villa Agrippina Gran Meliá ha sido el foco principal que ha inspirado la arquitectura y el diseño de otros grandes hoteles de la casa. Sin lugar a dudas, se trata de un paraje que derrocha elegancia y sofisticación y el buen quehacer que tanto nos define”, sigue contando Andrea.
Foto: Paloma Pacheco Turnes
Habitacione con mucho encanto y vistas de infarto
El hotel dispone de habitaciones y suites distribuidas en ocho pisos. Pero más bien tocaría hablar de galerías de arte, ya que cada planta ha sido diseñada con una temática e incorpora piezas inspiradas en reconocidas obras que se encuentran expuestas en distintos museos de la ciudad. Obras que cada vez están más presentes dentro de las habitaciones con la incorporación de cabeceros que ocupan toda la pared con cuadros espectaculares. “La introducción del arte en las habitaciones es un detalle que las convierte en lugares especiales en los que descansar y encontrar paz y tranquilidad es posible”, explica Andrea.
Así, cada una de las habitaciones ha sido diseñada con exquisitos detalles que las convierten en lugares de mucha paz. Y una vez más, destacan sus confortables camas, únicas e iguales en todos los Meliá, su secreto mejor escondido. Dormir del tirón es una auténtica realidad. A ellas les procede una decoración en la que los tonos marrones están muy presentes en todas sus tonalidades, y con detalles en azul y gris como toque diferenciador. Sin olvidar, las mesitas auxiliares de hierro muy características en cada uno de los dormitorios, muy propias de la arquitectura romana. Las majestuosas cortinas son también un accesorio que está en todas las habitaciones derrochando sofisticación.
Una villa privada recién incorporada
Para celebrar su décimo aniversario, el hotel ha querido hacerlo por todo lo alto con la incorporación de una villa privada de 200 metros cuadrados con piscina y jardín privado incluido. Un lugar en el que encontrar la privacidad y paz es una realidad. Su construcción tuvo lugar durante la pandemia y recientemente ha abierto ya sus puertas para quién quiera disfrutar de paz en un enclave único. Una intimidad que también se disfruta en las dos suites del hotel: la Vaticano con vistas a la Basílica de San Pedro y la Emperador Nero con terraza panorámica y jacuzzi.
Concretamente, la villa privada cuenta con dos dormitorios lujosamente decorados y un exterior con una piscina de 32 metros cuadrados. Además, conecta con una sala contigua que dispone de su propio jardín privado y una piscina de inmersión de gran capacidad de hasta grupos de ocho personas. Los elegantes cuadros, o más bien obras de arte, que tan característicos son del hotel también siguen presentes en la villa, un toque distintivo de Villa Agrippina que se ha querido perpetuar.
Foto: Meliá Hotels International
Follie, el nuevo restaurante Michelín del hotel
Pero uno de los platos fuertes de Villa Agrippina es sin duda su propuesta gastronómica. Un sello de los Gran Meliá que para esta ocasión cuenta con un joven estrella Michelin, Luciano Monosilio, como chef ejecutivo del hotel. Una unión que supone otro paso clave más hacia la modernización que el hotel apuesta por ir haciendo paso a paso. “Luciano es un golpe de aire fresco, sus propuestas innovadoras con productos de altísima calidad y buscando siempre sacar lo mejor de cada alimento. Estamos seguros que Follie será todo un éxito”, cuenta Andrea.
Una unión que el chef también vive con mucho entusiasmo. Luciano, quién dispone de una estrella Michelin por su pasta carbonara, única en el mundo (y tanto es así que es conocido como “El Rey de la Carbonara”), afronta este nuevo reto como la oportunidad de salir de lo que venía haciendo hasta el momento en sus otros restaurantes y apostando por hacer algo más de fusión, rompedor. Un objetivo que ya se percibe con el mismo nombre, Follie que significa locura. “Este restaurante me permite innovar, experimentaba. Mi restaurante en el centro de Roma es mi casa, el lugar en el que siempre vuelvo y es mi esencia, pero en Follie puedo desarrollar una parte creativa que me apetece muchísimo”, cuenta Luciano.
Foto: Meliá Hotels International
“Mi objetivo ha sido siempre la búsqueda del sabor italiano. Si nos ponemos a pensar, en Italia no hay unas recetas globalmente que definen el país, hay regiones y cada una tiene sus platos. No es lo mismo lo que comes en el norte, en la toscana, en Sicilia… Yo busco encontrar y crear una cultura que pueda dejar por escrito”, sigue explicando Luciano. “El boca a boca ha sido lo que ha venido caracterizando los platos típicos de cada zona, pero no hay una tradición escrita, un quehacer global que deje constancia de los que es cocina italiana generalmente hablando”.
Y todo tiene lugar en un sofisticado restaurante, situado en la parte inferior del hotel, donde el color granate y el dorado toman el protagonismo. Una sala de techos altos, con un piano en el medio, cuadros y fotografías en las estanterías que bordean toda la estancia y mesas en oro en los lados: algunas redondas, otras cuadradas y otras de rectangulares, para acoger a todo aquel que decida ir a degustar deliciosos platos.
Foto: Meliá Hotels International
Propuesta de bienestar muy apetecible
La búsqueda del bienestar es otro de los grandes atractivos de la firma Gran Meliá y en Villa Agrippina es fácil de encontrar con su maravilloso spa, de la mano de la firma Clarins, Un lugar en el que recargar pilas y disfrutar de una infinidad de masajes, para todos los gustos, así como de una piscina, sauna, zonas de relajación y duchas sensoriales. Finalmente, el hotel también dispone de un gimnasio equipado con todo para poder practicar deporte con total libertad.
Un verdadero oasis de paz en pleno centro de la famosa ciudad Eterna. Un lugar mágico que cautiva nada más poner un pie dentro pero que termina por conquistar una vez disfrutado de sus habitaciones, spa y, sobre todo, propuesta gastronómica.
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