Los orígenes de esta masía se sitúan en el año 1746 y su arquitectura corresponde con la tradicional fachada de piedra, muros sólidos y pequeñas ventanas, cuál fortaleza de la época, y se encuentra cerca de la ciudad de Girona. La mires por donde la mires muestra todos los elementos propios de estas construcciones típicas catalanas, envueltas siempre en un aura de historia, naturaleza y recogimiento.
Los abuelos de los actuales propietarios la adquirieron en los años 70 como segunda residencia y llevaron a cabo, entonces, una primera rehabilitación para poderla disfrutar con toda la familia. De aquella época se conservan determinados detalles, como las iniciales o la fecha, que pueden verse en la fachada. Pero fue hace tres años que se plantearon convertirla en su vivienda habitual y, a la vez, ofrecerla como hotel rural con encanto, dándolo a conocer con el nombre de Mas Rauric, el que figura en los registros originales de la casa, e inaugurado en noviembre de 2021.
Mas Rauric es un hotel Adults Only y Dog Friendly. En la imagen, Bruc, el perro de los dueños
Foto: María Pujol
Así, los propietarios tienen su casa en la planta baja, independiente respecto a los espacios destinados a los huéspedes, quienes disponen durante su estancia de cinco dormitorios dobles con baño, sala de lectura, sala de estar, comedor de desayunos, y, en el exterior, dos porches, y la piscina con jardín. Además, está previsto en un edificio anexo habilitar tres dormitorios más.
Con la última rehabilitación, y ya pensando en la idea del hotel, se buscó aunar todos los espacios -privados y públicos- bajo un mismo prisma estilístico, mezcla de rústico y contemporáneo. Y fueron los mismos propietarios quienes se encargaron de la decoración, eligiendo una a una cada pieza, ensalzando la artesanía y los materiales autóctonos, buscando potenciar las texturas y los colores de la tierra, para conseguir un equilibrio perfecto que invita a quedarse.
Es uno de los detalles constructivos originales más especiales de la masía, las baldosas ilustradas que hay bajo las tejas. Quedan muy pocas casas en Cataluña que aún las conserven
Foto: María Pujol
Además de la propia vivienda, hay que tener en cuenta su entorno natural, formando el conjunto que maravilla a quienes lo visitan. Además del bosque y las ovejas, gallinas y ocas que hay, destaca especialmente la silueta de tres cipreses en la entrada que responde a una tradición romana como símbolo de bienvenida y que indicaba a los viajeros que en esa masía se ofrecía comida, bebida y alojamiento.
Todo el interiorismo de la casa está diseñado por nosotros. Los muebles y complementos de la casa provienen mayormente de artesanos locales, anticuarios y ferias de todo el mundo
- Joan y Judith, propietarios de Mas Rauric