Un paseo cargado de arte, de costumbres, de cultura. Caminar Oaxaca se convierte en un sueño del que no queremos despertar: edificios coloniales levantados en un verde roca volcánica, emblemas como la Plaza del Zócalo, aguachiles que arden de placer en nuestras bocas y un buen puñado de autenticidad en cada esquina, en cada plan. Nos lleva tan alto que, cuando toca descansar después de un intenso día caminando por la ciudad, no podemos conformarnos con menos: apetece una casa típica que te mantenga en el mood. Un lugar donde se respire calma y tradición, pero donde no se olviden del diseño. Donde no sepamos si hemos viajado al pasado o estamos en el México del futuro. Por suerte, Carlos Couturier y Moisés Micha aprovecharon bien la oportunidad de sorprendernos creando Hotel Escondido Oaxaca, un concepto de alojamiento basado en un maravilloso estilo contemporáneo cargado de artesanía local. ¿Te contamos lo que hicieron? ¡Sigue leyendo!
Vista de la fachada roja de Hotel Escondido Oaxaca. Foto: © Undine Pröhl
Para descubrir Hotel Escondido Oaxaca tenemos que adentrarnos en una casona de finales del siglo XVIII, la cual volvió a nacer en noviembre de 2019 tras un meticuloso proceso de restauración y de la construcción de un nuevo edificio contiguo. Delante de una fachada roja tenemos a todos los ojos del mundo del diseño curioseando qué hay detrás de ella y, al otro lado, un remanso de paz, buen gusto y mucha artesanía, donde la esencia de la ciudad se conserva casi intacta. Un trabajo con el sello de Carlos y Moises, no solo cofundadores del Grupo Habita, también pioneros en la escena hotelera boutique de México.
Construcción brutalista en Hotel Escondido Oaxaca. Foto: © Undine Pröhl
El espacio respeta la arquitectura de la zona y se encarga de no desvirtuar un estilo genuino gracias a un interiorismo ligado a su cultura. Hablamos de un lugar donde se respira serenidad y una estética relajada muy cool. Si no fuera por lo increíble que resulta descubrir la zona, no saldríamos de este hotel: en cada rincón se siente el buen hacer del arte local, donde cada detalle cobra vida en un edificio que combina de forma brillante la arquitectura del Viejo Mundo y la grandeza moderna. Una idea desarrollada por Alberto Kalach de Taller de Arquitectura X (TAX), quien rescató elementos prehispánicos de una casa colonial original y los combinó muy acertadamente en una construcción brutalista.
Restaurante de Hotel Escondido Oaxaca, inspirado en la cocina méxicana y oaxaqueña. Foto: © Undine Pröhl
Su interiorismo lo firman Lucía Corredor y Cecilia Tena (de DÉCADA) junto a Carlos Couturier, y se trata de un exhaustivo estudio de la cultura local y un buen ejercicio de fusión entre ésta y el diseño más actual. La Casona acoge varias estancias, como un hall de entrada donde disfrutar del restaurante, diseñado con enormes ventanales que miran a la calle Morelos y que son los protagonistas del espacio. A través de su bonita luz se sirven los platos ideados por el chef Saul Carranza Zatarain, una propuesta inspirada en la cocina mexicana más fresca y orgánica, con toda la esencia que nos brinda la gastronomía oaxaqueña.
Patio principal de Hotel Escondido Oaxaca. Foto: © Undine Pröhl
Cerquita tenemos el patio principal, 4 habitaciones y una ‘Culture room’, que sirve como sala de lectura y co-working, perfecta para leer o trabajar en calma, rodeados de belleza sin interrupciones. En el último piso vuelven a abrirnos las puertas del relax: allí encontramos una piscina, un solarium y un bar cubierto por una pérgola. El combo perfecto para coger fuerzas antes de salir a visitar Oaxaca y las ruinas de Mitla y Monte Albán, la zona arqueológica más importante de la ciudad.
Piscina de cemento y suelo de madera en Hotel Escondido Oaxaca. Foto: © Undine Pröhl
El antiguo edificio que acoge la parte común del hotel es patrimonio histórico, y su torre contemporánea (la cual alberga 8 habitaciones, 2 con patio y 6 con balcones) se ha unido al espacio aportando un equilibrio orgánico entre el estilo antiguo y el moderno, en un claro homenaje a la riqueza de Oaxaca. En total 12 habitaciones y suites donde se han respetado las grietas del tiempo, los toques de madera y las superficies de cemento. Detalles, decoración y mobiliario únicos que harán las delicias de cada visitante que se hospede en ellas.
Habitaciones con patio o balcón en Hotel Escondido Oaxaca. Foto: © Undine Pröhl
Todo el concepto está bañado en un mar de ocres y un blanco roto que nos da una bienvenida cálida, atemporal y típica del lugar. Tampoco faltó trabajo de recuperación, como el de los frescos originales de la Casona que se aprecian en algunas paredes. Su belleza continúa con las estanterías de piedra empotradas, elegantes arcos y portales que dejan ver los tapices hechos a mano colgados en las paredes. Los muebles de madera sabina construídos por maestros artesanos son de veteado irregular, en tonos rojizos y muy resistentes. Cada detalle visual que vemos en Hotel Escondido Oaxaca pertenece a creativos de la zona, desde los uniformes del personal hasta las batas y cubrecamas o las alfombras.
Una propuesta rebosante de materiales en crudo, donde naturaleza y diseño se entrelazan con el buen hacer de las ‘manos’ de la ciudad. Cada aspecto del hotel ha sido cuidado a conciencia, siendo concebido y construido localmente. Bailamos entre el pasado y el presente con equilibrio, enamorándonos de una estética ‘de foto’ pero llena de autenticidad, aportando aún más valor a este viaje tan especial.
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