La Plaza Des Amoreiras, ubicada en el barrio Principe de Lisboa, ha sido el lugar elegido por Pedro Oliveira para cumplir su sueño: abrir un boutique hotel. Pero no uno de cualquiera, uno que fuera la viva imagen de su pasión por el interiorismo que ha heredado desde que tiene uso de razón. “Cuando éramos pequeños, gran parte de los viajes con mis padres era ir a visitar hoteles y descubrir cada uno de sus rincones. Además, durante una época vivimos en Londres y era habitual ir a tomar café y pasar la tarde en hoteles de la ciudad. Mis padres tenían esa pasión y yo la heredé. Así, tenía que hacer un hotel sí o sí en algún momento de mi vida y finalmente ha sido una realidad”, rebela Pedro muy emocionado. Hotel Das Amoreiras ha aterrizado en Lisboa para ser la nueva casa de quién decida ir a descubrirlo.
“El hotel es el reflejo de mi persona, de mis gustos, y tanto es así que muchos cuadros y libros y más detalles estaban en mi casa. Tenía que cumplir mi sueño. Yo era banquero, vivía en Suiza con mi mujer y mis hijos, era muy feliz. Amaba tanto mi trabajo como la ciudad, pero esa inquietud de cumplir mi sueño cada vez se hacía mayor y llegó el día que finalmente decidimos con Alicia Valero, mi esposa, que era el momento. Y así lo hicimos”, sigue explicando Pedro. De Suiza a Madrid, pero con Lisboa por el medio. “Decidimos mudarnos a Madrid, aunque el hotel tenía que ser sí o sí en Lisboa. Una decisión muy acertada, porque nos permite hacer que cada día el hotel sea un sueño hecho realidad”.
La unión de dos edificios independientes transformados en boutique hotel
“El hotel está compuesto por dos casas independientes que eran de una familia y que después de mucho luchar conseguí comprarlas. Un sueño. La Plaza Des Amoreiras, mi plaza, era el lugar sin lugar a dudas. Mis padres viven a 12 pasos y mi hermana en la esquina y es un lugar muy especial en Lisboa, poco conocido y que aún mantiene ese espíritu tan 'de pueblo'", sigue contando Pedro. Primero adquirió uno en 2016 y un año más tarde, sin saber que podría tener el otro, finalmente lo consiguió. Esto dio paso a poder hacer un hotel boutique de tres plantas con bar y terraza incluida.
"Una vez comprados ambos edificios fue el momento de empezar con absolutamente todo. Licencias, distribución, arquitectura, interiorismo... Teníamos muy claro con Alicia que era nuestro proyecto y tocaba poner lo mejor de nosotros y toda nuestra pasión en convertirlo en un lugar que reflejara todo lo que habíamos soñado. ¿Y qué mejor que hacerlo nosotros?", sigue explicando Pedro. Mucho trabajo, estrés, nervios, pero sobre todo, mucha ilusión, pasión y aprendizaje que les ha llevado a abrir un resultado espectacular.
Toque anglosajón en cada rincón con detalles contemporáneos
"Ese quehacer propio del Reino Unido me fascinado siempre. El arte de recibir, de crear ambientes. Así que en el hotel hay mucho de ese estilo que me marcó principalmente al haber vivido mucho tiempo en Londres. Pero al mismo tiempo, hemos incorporado otros detalles más modernos, con otros más clásicos, pero todo con una misma paleta de colores donde el verde oscuro, el marrón proviniente de la madera y otras fibras naturales y el granate son muy marcados", explica Pedro.
Muebles y accesorioso de diseño propio
"Casi todos los muebles que forman parte del hotel han sido diseñados por yo mismo. Cuando me preguntaban que quería yo al principio no sabía que decir pero me di cuenta que sí que lo sabia. Entonces me puse a diseñar. No sé nada de dibujar, pero me hice entender y el resultado es tal cual lo quería", sigue diciendo Pedro. Y no solo esto, incluso ha decidido la altura de cada enchufe, de cada lámpara y absolutamente todos los detalles que forman parte del complejo. "Cuando no sabía donde poner algo, la altura de los enchufes, por ejemplo, me iba al Hotel Four Seasons Ritz, al cual admiro, y lo media con mis manos y la altura de allí era la que he incluido en el hotel", añade Pedro entre risas.
El arte, otro punto clave en el hotel
Las obras de arte son otro punto importante del hotel, muchas de su colección personal que ha decidido incluirlas. "El hotel para mi es mi segunda casa, y por tanto, decidí poner muchas obras importantes para mi en él. Gran muestra de ello son las de Maurice Barraud, Alberto Giacometti o Manolo Valdés, entre muchas otras". Los libros son otro punto clave, distribuidos en cada rincón, desde la recepción, al bar y restaurante, en las habitaciones... Muchos también son parte de su colección personal e invitan a descubrir lugares emblemáticos de alrededor del mundo.
Tres pisos con 17 habitaciones y dos suites
La planta baja del hotel acoge la recepción con el bar y restaurante además de una pequeña terraza. El primer y segundo piso es donde se sitúan 17 habitaciones, todas diferentes de tamaño pero con un mismo hilo conductor. Y algunas con vista directa a la maravillosa plaza y a sus emblemáticos edificios: el majestuoso Acueducto de Águas Livres o el edificio histórico de la Mãe D' Embalse de Água das Amoreiras. Ahora bien, el color verde con la madera son los colores y materiales por excelencia en todas ellas y el mármol blanco y negro es la gran apuesta para el baño. El tercer piso ha sido reservado para ubicar dos grandes y preciosas suites con techo abuhardillado.
El bar y restaurante, muy anglosajón con productos de proximidad
Nada más poner un pie dentro del restaurante y bar, una gran barra con sillones altos de madera te reciben. Sin olvidar, el emblemático cuadro situado en medio de la barra (ver para descubrir, no vale cargarse la sorpresa). A su alrededor, mesas en color verde oscuro, bancos con cojines tapizados y sillas de madera. Pero las verdaderas protagonistas son las pequeñas lámparas situadas encima de todas las mesas, unas muy anglosajonas y coloridas: maravillosas. "El bar y restaurante es una zona muy importante, el lugar donde reunirse y donde es posible ese arte de recibir, de crear ambientes. Mi madre viene cada mañana a tomar un café y nuestros amigos son ya unos habituales de tomar un buen cóctel los viernes noche" explica Pedro.
"Nuestro desayuno es a la carta con opciones de dulce, huevos preparados de muchas formas, variedad de panes y demás. Trabajamos con productores locales, todo está preparado al momento y cuidado al detalle. La forma también de ser más sostenibles. Y después tenemos un menú de pocos platos, pensados para compartir, disponibles durante todo el día. Hummus con crackers artesanos, burrata con tomates, quesos...", explica Pedro. Las recetas perfectas para disfrutar con un buen cóctel en un ambiente muy relajado, que incluso se puede vivir en su pequeña terraza pero muy acogedora.
"Un sueño hecho realidad. Aún no me lo creo pero estoy más que feliz con el resultado. El reflejo de todo lo que habíamos soñado. Y lo ma´s importante para mí es el gran equipo que tenemos. Incluso me apunté a un posgrado de gestión hotelera en la escuela Les Roches de Suiza porque quería entender que hay en la mente de cada uno de los trabajadores y poder guiarles lo mejor que pueda", rebela Pedro. Un hotel muy especial en una plaza preciosa que uno consigue sentirse en casa y ser el sitio donde volver, volver y volver.
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