Despertarse y bajar al mar a ver salir el sol. Un placer que se convierte en una realidad en Bela Vista, el hotel, miembro de Relais Chateaux, ubicado frente la playa del sol en Praia da Rocha, el Algarve. Un lugar único diseñado por una mujer excepcional, la interiorista Graça Viterbo quién sigue haciendo cada uno de los cambios que el hotel necesita. “Graça es la esencia del Bela Vista, la casa para cada uno de nuestros huéspedes que deciden venir a compartir sus días con nosotros”, nos explica Gonçalo Narciso dos Santos, delegado de España y Portugal de Relais & Châteaux. “Desde los inicios ella fue la encargada de diseñar cada rincón y sigue haciéndolo. Siempre que hay un cambio hacer, ella es quién tiene la decisión final”.
“Un hotel familiar muy especial, que todos vivimos al máximo”, nos cuenta Gonçalo. Sin olvidar, que se trata de un hotel que esconde mucha historia, y que se considera el primero de todo el Algarve. “Una propiedad que ha pasado por muchas manos hasta que llegó a las de una familia que decidió convertirlo en su pequeño rincón en la zona, que querían abrirlo al público y tratar a cada huésped como un hijo más. “En la familia todos lo vivimos como si el hotel se tratara nuestro lugar de paz. Yo vivo en Lisboa, pero cada vez me escapo para venir más en el hotel, realmente es un lugar único”, nos explica Francisco Proença de Carvalho, propietario de Bela Vista.
Un hotel centenário
Bela Vista fue construido en el año 1918 sobre la famosa Praia da Rocha y pronto se convirtió en el lugar de paso de muchos personajes ilustres. En el registro de firmas aparecen nombres como el del Rey Humberto de Saboia en Italia, o Sidónio Pais y Fulgencio Baptista, entre muchos otros. El lugar de reunión de celebridades que disfrutaban de los majestuosos salones y habitaciones del Bela Vista. Así como de exteriores con vistas ideales de la playa desde donde ver los atardeceres con cócteles exquisitos.
Una entrada impactante
Nada más poner un pie dentro del hotel, dos lámparas de lágrima decoradas con azulejos en forma de peces te reciben y cautivan. Y a ellas, les sigue un piano de cola, todo tapizado con un sinfín de colores, para convertirse en el centro de todas las miradas y un mueble muy alternativo para todo tipo de fines: incluso convertirse en la mesa de picoteo de una velada. “El cuadro esconde una historia: fue un regalo de Carl Gustaf Emil Mannerheim, un noble, militar y político finlandés, mariscal y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Finlandia, y sexto presidente de la República de Finlandia que se hospedó durante un mes en el hotel durante la guerra. Y su forma de agradecimiento de haber podido quedarse y estar tan bien, fue nada más y nada menos que el piano.
Y todo culmina en un pequeño salón, el lugar donde sentarse y aterrar antes de hacer el check in y empezar la aventura en el Bela Vista. Una sala bifásica: el lado izquierdo con una decoración clásica, con sillones elegantes y una pared con estampados sofisticados. Y el lado derecho, de inspiración japonesa, donde las butacas más estridentes y el papel pintado con paisajes propios de la cultura toman el protagonismo.
Un gran salón que invita a largas veladas
El arte de recibir y de disfrutar de largas veladas es una realidad en el majestuoso salón del Bela Vista. Un lugar donde se ve la mezcla entre el estilo clásico y el contemporáneo que tanto definen el hotel. O más bien, de estilo contemporáneo con matices del pasado, que permiten mantener esa esencia, esta nostalgia en sentido positivo por un pasado muy enriquecedor que se quiere recordar en todo momento. "Graça tuvo como principal preocupación la convergencia entre la luz y el diseño actual con los azulejos, maderas y memorias del pasado, de sus fundadores", explica Gonçalo. Siempre, pero, buscando ofrecer el máximo confort al huésped con los diseños y modernidades actuales del siglo XXI.
Los dormitorios
Bela Vista dispone de 38 lujosos cuartos y suites donde cada uno puede vivir la experiencia que se proponga. Cada una de ellas es totalmente diferente y ha sido diseñada para que uno consiga sentirse en casa. Cada habitación es una historia diferente de manera que siempre uno pueda repetir y descubrir aspectos nuevos y experiencias gratificantes. Concretamente, los dormitorios se encuentran distribuidos por los tres edificios que componen el hotel. El Palacete es el edificio central donde se ubican las habitaciones con más historia. Lugares que responden memorias y donde cada detalle cuenta un secreto.
En la Casa Azul, las 7 habitaciones son más modernas y minimalistas, donde los tonos pastel toman el protagonismo. Y finalmente, en Bela Vista Jardin, el edificio más nuevo, cuenta con 20 habitaciones, todas con terraza o jardín, decoradas con el azul del mar, ya que todas dan con vistas a él. Una nueva apuesta que pretende dar respuesta a esa necesidad más moderna de habitaciones más prácticas y confortables. "Los tres edificios terminan por dar nombre al Bela Vista haciendo que vaya evolucionando y se adapte a las nuevas necesidades pero siempre haya una esencia del pasado y de nuestra historia", explica Gonçalo.
El restaurante, un espacio donde el blanco toma el protagonismo y con un menú Michelin
Entrar en el restaurante y una ola de paz te invade y cautiva. Un lugar donde el blanco es el gran protagonista, tanto en las paredes como en el suelo, así como en las mesas y sillas. A él, pequeños detalles en color azul que recuerdan que el mar está a pocos pasos y una pared en color rojo pastel al fondo que consigue romper, pero sin demasiado ruido, la armonía del lugar. El espacio donde por la mañana se sirven los desayunos, con opciones bufet y otras a la carta; y por la noche se sirve el menú degustación que cuenta con una estrella Michelin de la mano del Chef João Oliveira.
La música, esencial
“Soy un amante de la música, me apasiona y es el toque personal que quería aportar en el hotel. Así, he diseñado una playslit para cada zona, incluso para el gimnasio que voy modificando en atención a la temporada, nuevos descubrimientos…, me apasiona”, nos explica Francisco Caraballo. Cada espacio requiere de un tipo de música en concreto en atención al momento del día. Música clásica en el desayuno, jazz en la hora del cóctel… En Bela Vista cada detalle, literalmente, ha sido pensado al detalle para una experiencia inolvidable.
Una terraza con piscina y vistas privilegiadas
La terraza es otro punto esencial en el hotel, dividido en una terraza con mesas, que se convierte en el lugar donde tomar el desayuno por la mañana, comer al mediodía, un cóctel a media tarde o cenar el exquisito menú degustación por las noches. Seguidamente está la zona de la piscina, con tumbonas de madera y cojines rallados en azul y blanco que recuerdan los pueblos más típicos del Algarve.
Spa, gimnasio y mucho más
Y por si no fuera poco, el hotel también dispone de un spa con la marca L'Occitane que es tanto para los huéspedes como para todo aquel que decida ir a disfrutar de un masaje. Y de un gimnasio muy bien equipado. Realmente, en Bela Vista no falta de nada y uno puede disfrutar de una experiencia al completo.
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