La madrileña plaza de Tirso de Molina está experimentando una segunda juventud. Sobre todo, tras presenciar la restauración de varios de sus inmuebles más emblemáticos. Éste es el caso del Palacio Tirso de Molina, una edificación de mediados del siglo XVII que, gracias a una rehabilitación integral, ha recuperado su pretérito encanto. Si bien en la fachada se ha respetado la geometría original y elementos decorativos, como sus cuarterones y paños de vidrio, sus estancias destilan un marcado aire contemporáneo.
Gestionado por The Arc Collection, ahora es un moderno edificio residencial con un total de 17 viviendas de alquiler para pasar en la capital largas temporadas; todas con uno o dos dormitorios.
Foto: Fhe.es Realización: Paloma Pacheco Turnes
Su elegante interiorismo ha sido seleccionado por María Fernández, cofundadora de The Art Collection, junto al estudio Borgia Conti. “Se creó un gran equipo de diseño con una idea muy clara: devolver al Palacio el esplendor que tuvo años atrás. Para ello, utilizamos materiales nobles como el roble, mármoles, latón, telas muy pensadas, linos, lanillas, así como terciopelos que nos ayudasen a recrear este ambiente de lujo que se respiraba antaño”, desvela Fernández.
Y añade: “El mobiliario escogido se ha creado específicamente para este proyecto de manera artesanal y con mucho mimo, como la embocadura de chimenea en mármol gris Rayón. También hemos querido hacer un guiño a la ciudad de Madrid, colocando un cuadro de la Gran Vía del artista Javier Mateos. Y, para realzar el conjunto, desarrollamos un diseño de iluminación muy sutil, basado en una propuesta indirecta mediante un foseado, que a la vez hace de cortinero, y una iluminación proyectada con lámparas QR111 led, que crea un ambiente muy cálido y elegante”.
Foto: Fhe.es Realización: Paloma Pacheco Turnes
Al margen de una recepción abierta las 24 horas o una zona de gimnasio y wellness con piscina y sauna, el palacio esconde otra joya en su interior: un patio central alargado y vertical –que determina la disposición de las viviendas en dos alas, dotándolas de luz natural– reconvertido en un relajante jardín. Un oasis para recargar las pilas en el corazón de la siempre vivaz capital.