Lisboa, una ciudad que cada día crece más para convertirse en un destino estrella, acoge un elegante y clásico hotel en la concurrida Praça Luís de Camões que antiguamente era la antigua sede del Consulado de Brasil: Le Consulat. Un hotel familiar, un proyecto emprendedor que después de disponer del edificio decidieron que tenían que crear un espacio único y abierto para todo el mundo, tanto para los huéspedes como los locales. “Le Consulat es el lugar donde vivir un sinfín de aventuras, por supuesto, quedarse a dormir y contemplar desde el balcón las vistas, pero también, gracias al restaurante/bar, un lugar donde disfrutar de música en directo y unas copas con amigos”, cuenta Marie Guérend Blot, miembro de la familia fundadora del hotel.
"Cada uno de los apartamentos y suites son únicos. De estilo clásico pombalino están ubicados en el centro de Lisboa, en Chiado, uno de los barrios más animados e históricos de la ciudad", sigue contando Marie. Cada uno de los dormitorios tiene algo especial que hace que uno se sienta en casa. Y mucho más allá: el restaurante y el bar son dos espacios que también han sido pensados y diseñados para generar esa sensación de confort pero sin perder los privilegios de un hotel. "Nuestro objetivo es crear un ambiente tipo residencia con discretos toques de lujo, haciendo una declaración de nuestro compromiso de diferenciarnos de otros hoteles en el área", dice Marie. ¡Bienvenidos a Le Consulat!
Un pequeño lobby con unas escaleras de toda la vida: la entrada a Le Consulat
La aventura empieza en un pequeño lobby, con un mostrador de madera ‘de los de toda la vida’. Check in y a subir las escaleras, también de madera y con sus característicos griñi-griñi que aún característicos son de las casas antiguas. Por supuesto, el ascensor sigue la misma estética, nada moderno, sí chapado a la antigua. La aventura ha empezado.
Apartamentos y suites para vivir una infinidad de experiencias
“El hotel dispone de 18 habitaciones, distribuidos entre apartamentos y suites, todas diferentes y decoradas por nosotros. Somos una familia viajera, que ha visto mucho mundo y ha vivido en muchos lugares y de cada uno nos hemos llevado una idea, un objeto (o muchos) que nos han inspirado en la decoración de Le Consulat", explica Marie. Grandes dormitorios, lámparas de diseño, sofás de un sinfín de tipologías, majestuosas cortinas, butacas, radios antiguas y lámparas de pie que son auténticas obras de arte. Un mix de mucho, pero todo mantiene una armonía y equilibrio.
"Cada uno de los dormitorios también dispone de piezas de arte únicas. El arte es muy importante para nosotros y queríamos incluirlo en el hotel, haciendo que uno aún sienta más estar en casa", sigue explicando Marie. Y muchas de las suites y apartamentos tienen vistas realmente privilegiadas a la preciosa plaza Luis de Camões, el centro histórico de Lisboa.
El brunch, un must del hotel
"Hemos querido crear un concepto diferente y diseñar un brunch tanto para los huéspedes como para los locales o quién quiera venir a degustarlo. Se encuentra disponible de jueves a domingo de 11 de la mañana a 3 de la tarde en la segunda planta del hotel, en nuestro bar/restaurante. Un lugar con vistas a la plaza y con mesas para albergar a todo tipo de grupos", explica Marie. El menú se compone por varias partes: todo empieza con la elección de si croissant, pan de chocolate o pastel del día: sigue con una cesta de panes, mantequilla y mermelada y miel. Por supuesto, la ensalada de frutas o yogur con granola (a elegir) no puede faltar. Seguimos: huevos, o pancakes o tostadas, difícil elección y termina con un zumo, smoothie o cóctel y una bebida caliente. ¡Delicioso!
"Realmente nuestro brunch se ha convertido en un must de la ciudad, son muchas las personas que vienen además de los huéspedes que les encanta. Y todo ocurre en un lugar donde la madera es la protagonista, y donde disponemos también de una zona de chill out, decorada con muchos vinilos y libros -la mayoría relacionados con la música- donde a veces también disponemos de música en directo, sobre todo las noches con el servicio de bar", explica Marie.
"Para la decoracción del espacio hemos querído darle un aire más desenfadado, para conseguir potenciar que uno se sienta realmente en casa pero por supuesto, con muebles de diseño preparados a medida para el espacio y extremadamente confortable. Y por supuesto, las vistas ayudan muchísimo. Qué placer desayunar viendo la plaza", dice Marie.
Le Consulat es realmente un boutique hotel muy especial, el lugar donde empezar una aventura en la ciudad, en apartamentos de lujo y con un delicioso brunch pero con el sentimiento de estar en casa. Además, la localización es impresionante, en el barrio antiguo de la ciudad a nada de los principales monumentos.
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