Foto: Virginia Nunes
En un periodo de incertidumbre, WAKKA nace con el objetivo de servir como punto de encuentro y de reunión después de una época dónde hemos estado más alejados que nunca de los nuestros. Un amplio local, con 350m2 y capacidad para 150 comensales, convirtiéndose en un lugar amplio que nos permita disfrutar relajados de una experiencia que nos traslada directamente al continente asiático.
Su decoración, nos sumerge en un ambiente completamente oriental con toques vanguardistas que actualizan un interiorismo donde las panteras nos dan la bienvenida. Llamativas cortinas con dragones, un grafiti gigante, luces de neón, sillones de terciopelo o un mural de letras japonesas de bambú que nos sorprender y convierten a WAKKA en un lugar atractivo y 100% instagrameable en el que disfrutar, además, del mejor sushi.
Una atmósfera que transmite esa fusión japonesa - cantonesa en cada rincón apta solo para los más atrevidos donde las sombrillas en el techo y las salvajes panteras se combinan con música exclusiva creando un espacio embaucador que disfrutar con los cinco sentidos.
La audacia de su propuesta gastronómica
La osadía de su interiorismo se traslada a su vez a su carta, un concepto de comida japonesa y cantonesa, con sabores tradicionales y auténticos que sorprenden por su originalidad. Algunos de estos platos se terminan en la mesa ayudando a crear esa experiencia sugerente y exótica que se completa con productos de alta calidad.
Cocina echa al momento y con productos frescos. Una opción healthy muy sabrosa con base japonesa pero también con algún guiño a la cocina española, recuperando así sabores conocidos por todos, pero con un toque innovador. Así el niguiri comparte espacio con unas suculentas croquetas de pulpo o gyozas de rabo de toro.
Si quieres descubrir este sugerente espacio ¡sigue leyendo!