En el barrio de Horta, Barcelona, se ubica una vivienda de lujo de dos plantas diseñada por Alex March que destaca por unos grandes ventanales que le aportan una luz natural que llena todo el espacio y que recuerda a un ambiente vacacional.
El propietario, un director de fotografía amante del arte y el diseño, confió en el estudio de interiorismo Alex March Studio para la decoración y disposición de la vivienda con el objetivo de convertirla en el lugar ideal para relajarse.
El diseñador imaginó la decoración como una mezcla entre pasado y presente a través del arte, por lo que reunió una selección de las mejores piezas de mobiliario de diseño de los años 20, 50, 60 y 70 que combinó con plantas y flores para aportar frescura en un hogar donde cada detalle o pieza tiene una historia que contar.
La carpintería exterior, de madera de pino, se restauró totalmente y barnizó en dos colores para abandonar su oscuridad original. En cuanto a los techos, se mantuvo la bóveda original del edificio, que solamente se pintó en blanco para aportar más claridad. Para las paredes, se combinó un revestimiento de cerámica en colores blanco y arcilla.
Tonos ocre, blanco y marrón
Los colores ocre, blanco y marrón son los encargados de vestir la vivienda al completo. Como protagonista del salón destaca el sofá de terciopelo AG Barcelona de los años 70 color marrón claro, vestido con cojines marroquíes de lana. Lo complementa una mesa de pedestal francesa que evoca a los años 50, también en marrón claro, con un jarrón de cerámica catalana de los 60.
Acaban de vestir el acogedor salón un cabinet de ocho cajones del danés Arne Vodder, una butaca blanca de finales de los 70, la escultura ‘Krasznai’ de Roger Coll y un óleo que preside la pared de Iñaki Moreno, enmarcado en blanco. Todo ello sin olvidar las plantas, que aportan calidez.
Presente y pasado se dan la mano en la mayoría de las estancias. En el comedor, sillas francesas de los años 50 y una mesa de los 60 armonizan con el arte contemporáneo que evocan la selección de piezas de cerámica de Mari Masot y la obra ‘Gaima in the desert’ de Adriá Uyá.
Habitación principal y zona de estar
Una escalera blanca lleva hasta la planta superior, donde se encuentra la habitación principal bañada de una íntima luz que entra por las persianas de esterilla de madera natural e ilumina los cojines en tonos crudo o la alfombra de fibras naturales, siempre siguiendo la gama de colores que caracteriza la vivienda.
El mobiliario principal de la habitación son las mesitas de noche, de estilo danés de los 60, y las dos lámparas francesas de madera de caoba de los 50.
En cuanto a la zona de estar, la presiden un tapiz de macramé en tonos crudo y mostaza y unas butacas Torres Clavé de 1934 hechas con madera de roble y con un tejido con cuerda de manufactura artesanal. Todo ello y tres mesitas inglesas en madera de haya descansan sobre una alfombra iraní blanca.