Entre la vegetación más salvaje y las aguas turquesas propias del mar Caribe, nos encontramos con la diminuta isla de San Bartolomé, más conocida como St. Barths o Saint Barth. En ella, los días se vuelven tranquilos y apacibles. Una quietud que recorre de punta a punta este rincón perdido en medio del océano Atlántico. De hecho, las viviendas y los alojamientos allí ubicados también se erigen bajo el estilo fresco y contemporáneo que flota sobre la isla. Un ejemplo de ello es la exclusiva Villa Palm Springs, ideada por el arquitecto Patrick Raffenaud, quien se inspiró en la gran arquitecta deconstructivista Zaha Hadid para dar forma a esta residencia hecha para el disfrute de las Antillas Francesas.
A lo lejos de la casa, sobre el horizonte, podemos percibir las olas frescas y rezumantes de la isla. Mientras, la naturaleza se abre paso entre los laterales de la vivienda. Todo ello, unido al ambiente gentil y amistoso de la zona, aporta a la residencia la imagen de un destino paradisíaco al que cualquiera querría asomarse. Su arquitectura, sutil y dinámica termina de redondear la atmósfera caribeña.
La villa destaca por un estilo muy específico, omnipresente en toda la propiedad: es el espíritu de los años 70, el cual nos hace sentir como en casa desde el primer momento. Entre sus tonos, destacan los colores vivos que se funden en la vegetación, naranja vivo que desconcierta la imaginación y tapicería de lujo que hace referencia a la magia hedonista que transpira por todos lados.
Te preguntarás: ¿Quién reside en esta residencia tan magnífica? Pues bien, la propiedad nace fruto de la imaginación de una adinerada pareja europea cuyas residencias principales son Londres y París. Su amor por el estilo icónico de espíritu libre de la dolce vita, personificado tan claramente por el fotógrafo de la jet set Slim Aarons, prevalece por completo en esta villa. Como también lo hacen los sofás y muebles de exterior contemporáneos que se funden en la partición única de contrastes luminosos.
Eso sí, si nos tenemos que quedar con algo, no podemos dejar de mencionar las tórridas puestas de sol que se dan cada día frente a la casa. Un escenario relajante y reconfortante mientras el silencio de la isla nos rodea a cada paso. De hecho, para reforzar esa sensación de desconexión absoluta, la propiedad ha sido ubicada en la parte más buscada de la isla, en un enclave mágico a pocos pasos de la playa de Gouverneur y del principal centro comercial y de restaurantes: Gustavia. ¿No te han entrado ganas de darte un baño junto la costa caribeña?