Unas vistas al mar de 180 grados es lo primero que nos impresiona de 'Casa Curva', el proyecto de RGB Arquitectos para una vivienda en Altea que destaca por su integración con el paisaje. Este fue, de hecho, el punto de partida de la obra. Algo tan singular e importante como ser consciente de cómo se va a percibir una construcción. Al fin y al cabo, la primera imagen es la que se nos queda grabada y, en 'Casa Curva' ocurre así: una arquitectura que nos acompaña en el camino y nos ayuda a descubrirla de principio a fin.
Conseguir estas vistas al mar no es casualidad. La clave está en la ubicación de la parcela, situada en una pendiente considerable en la parte alta de una urbanización que se desarrolla a lo largo del perfil de una montaña. Este efecto, que la hace singular, se une a la forma en la que uno accede a la vivienda. No se trata de una entrada cualquiera. El acceso al solar se produce por la vía principal de la urbanización, y la forma de descubrirlo es, literalmente, después de una curva muy cerrada, como si la parcela se avalanzara sobre nosotros.
De ahí que el nombre de 'Casa Curva' sea el idóneo para llamar a esta vivienda en la que su arquitectura nos acompaña y nos invita a entrar a través de las imponentes curvas que la sostienen de manera sinuosa. Una sensación que reconforta y nos conecta con el mar, el cual se abre paso tras la parcela, dejando de lado el típico edificio robusto y másico. En su lugar, encontramos una fachada de 47 metros lineas que aporta dinamismo y frescura en el corazón de Altea.
Un edificio con tres plantas interiores
La vivienda está dividida en tres plantas interiores, cada una con sus funciones y sus características propias. Por un lado, la visita comenzaría por la planta sótano, que hace las veces de acceso y de garaje junto con otros usos complementarios. También encontramos la planta baja, que alberga la zona de dormitorios de las hijas y de invitados, junto con el gimnasio y la zona de spa. Y, por último, la primera planta, que contiene la pieza de día, la piscina y el dormitorio principal.
Estos tres espacios son perfectamente rectangulares, sin ningún tipo de forma que pueda restar funcionalidad a las zona habitables. En cambio, las cubiertas exteriores son las que asumen el papel de romper con la ortogonalidad, de conferir al conjunto la sinuosidad y el dinamismo que se busca, para así intentar mimetizarse con la forma de descubrir la casa y restar dramatismo a su aparición.
Pero, ¿cómo se consigue esta disposición tan armoniosa que encaja a la perfección con el paisaje? Para ello, el equipo de arquitectura optó, como hemos mencionado, por integrar la vivienda en la montaña. Zonas como el sótano y la planta baja aparecen en la misma vertical, mientras que la primera planta (la principal) se encuentra retranqueada, de forma que la terraza y la piscina se desarrollan en el techo de la planta baja.
No podemos dejar de lado las formas que dibuja la piscina en contratase con el resto de la parcela. Una zona que, junto al jardín, nos acerca todavía más a la costa, la cual se abre paso gracias a la arquitectura proyectada en forma de curva. Es la misma curva la que nos permite descubrir el mar, la montaña y el horizonte que se despliega sobre ellos. ¿Te asomas con nosotros a este proyecto ideado por RGB Arquitectos? ¡Seguro que te encanta!