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Refugio añejo en Mallorca

Un renacimiento siempre es un hecho a celebrar, y más aún cuando lo que se recupera es una casa noble y señera en plena naturaleza mediterránea balear. El paraíso está en la tierra, y luce como nunca.

Portada comedor refugio añejo en mallorca
Portada comedor refugio añejo en mallorca

La historia de esta casa, ubicada en una de las fincas más importantes – y con más solera– del balear valle del Sóller, parece concebida para defender la máxima shakesperiana de que el pasado no es nada más que un prólogo. Cuando sus actuales dueños la encontraron estaba “en estado crítico estructural”, por lo que demandaba una reforma integral, complicada por las características propias de la edificación: fachada principal catalogada, construcción en desnivel, situación en terreno rústico…


Exterior. La fachada se ha revestido con piedra natural de la zona. Porticones de madera sin tratamiento. Página derecha: muebles Bita, de Dedon.

Además, con el paso de los años (y los dueños), su estructura había sido excesivamente compartimentada, y no por manos expertas. Con todo, su firme belleza autóctona, sus 1.000 m2 en tres plantas y un enorme terreno circundante lleno de olivos, naranjos y almendros haría decidirse a los entusiasmados compradores.


Salón. Butacas Sean, de Arper, con tapicería de Kvadrat. Cojines animal print de Rialto Living. Chimenea de doble cara, de Carbel. Mesitas trípode Overdyed, de Diesel para Moroso. La de madera es el modelo Bella, de Hay. Cuencos y jarrones de Zara Home. Lámpara de pie Lewit, de Metalarte. Cortinas de Élitis.

El objetivo primordial del proyecto, llevado a cabo por el estudio local de arquitectura e interiorismo Gabriel Santos. Planung+design, era, recuperando la estructura original y conectando bien las distintas alturas, racionalizar los espacios. También, por supuesto, dotar a la casa de todas las comodidades de nuestros días, sin menoscabar su campestre atractivo de refugio soñado.


Dormitorio. Faldón de tela Élitis. Colcha de Vivaraise. Mesa Bella, de Hay. Sillones Lineal, de Andreu World.

Los materiales se escogieron siguiendo el doble criterio del máximo respeto a la tradición constructiva de la zona y la más alta calidad posible: piedra natural originaria de la isla para las fachadas, abeto Douglas macizo para los suelos, cal, teja de barro, etc. Así, los impecables y absolutamente modernos acabados contrastan con las atractivas imperfecciones de los materiales clásicos y la mano artesana.


Baño. Bañera Central Duo Oval, de Kaldewei. Lavamanos de Alape. Grifería de Dornbracht. Lámpara Parentesis, de Flos.

En cuanto al mobiliario, se seleccionaron piezas icónicas de diseño contemporáneo –de las sillas CH24 Wishbone Chair, de Hans J. Wegner, o los sofás de Frighetto a las lámparas de Tom Dixon, Flos y Metalarte, pasando por los textiles de Kvadrat o Élitis–, pensando en un efecto estético de contrapunto, tanto temporal/estilístico como en lo que a color se refiere (muebles y objetos aportan pinceladas de color en un ambiente en el que dominan los neutros).


Junto a la piscina se ha creado un refrescante rincón con una mesa de forja recuperada y unas sillas diseño de los años veinte. Piezas de loza de Rialto Living.

Los responsables de este admirable renacimiento resumen a la perfección el resultado como una “equilibrada combinación de últimas tecnologías con técnicas y materiales tradicionales dirigida a recuperar un edificio histórico, que apuesta por la modernidad marginando las tendencias de última moda”. El primer capítulo de una historia aún por escribir.

Estilismo: Mercedes Díaz de Rábago

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