Una vivienda compartimentada y con una distribución poco funcional fue el punto de partida de la arquitecta e interiorista Vera Sánchez Guasch, que aceptó el reto de transformarla y dio con la solución organizativa que potenciara la circulación.
Este era un piso tipo “tubo”, con apertura exterior en ambos extremos. El salón y el estudio se encontraban en una zona, mientras que los dormitorios, el baño y la cocina estaban en otra. El área de día estaba diseminada a ambos lados del recibidor.
La consigna para transformar el espacio era clara: conservar los dos dormitorios (ampliar uno si era factible) y separar perfectamente el área de descanso de la de día. Esto hizo que Vera se decantara por eliminar el estudio y a su vez gran parte del pasillo, de forma que quedara una superficie óptima para diseñar un comedor y crear una nueva cocina (donde antes estaba el estudio) con una distribución en paralelo, abierta al salón y al comedor y disfrutando de un importante caudal del luz procedente del salón. Con este pequeño gran cambio se consiguió un dormitorio más amplio, con estar y baño incorporado y se conservó otra de las habitaciones.
Salón, comedor y cocina son ahora una parte de la vivienda a la que se accede nada más entrar, dejando los espacios destinados al descanso, los más íntimos, ocultos tras un largo pasillo en un luminoso blanco.
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