Se trata de un pequeño piso situado en el tradicional y emblemático barrio de pescadores de Barcelona habitado por una pareja, Jacques y Hannes, quienes lo consideran su particular refugio de verano y del que destacan particularmente la posibilidad de ver el mar.
Egue y Seta fue el estudio encargado de llevar a cabo la rehabilitación de esta vivienda cuyo objetivo principal residió en optimizar al máximo el espacio, teniendo en cuenta que la superficie no alcanza los 50 metros cuadrados.
Fotografía: © Vicugo Foto
Se partió de una nueva distribución tras derribar los muros de las antiguas habitaciones y lograr tres únicas estancias segregadas pero visualmente conectadas.
La principal, la más social, incluye un comedor flanqueado por una gran lineal de muebles de cocina a un lado, una mesa para cuatro comensales en el centro y un acogedor salón presidido por un sofá y unas mesas de centro a diversas alturas y tamaños. La luz natural entra a través de las ventanas balconeras que dan a la calle.
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Como elemento separador de este espacio respecto al dormitorio destaca una pieza decorativa y de almacenamiento enmarcada en cristal con despiece de carpintería de hierro y coronada por vegetación. Los cuarterones superiores transparentes son los que facilitan el paso de luz a la habitación.
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Dicha pieza, por la parte de la suite, representa un armario ropero de puertas correderas hecho a medida en madera blanca para que refleje la luz que entra por las ventanas interiores. La cornisa ajardinada también se comparte como refuerzo de la sensación de continuidad.
El cabecero también está hecho a medida y es multifuncional ya que sirve de maletero, mesa de noche y repisa decorativa.
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Para ganar sensación de amplitud visual en el dormitorio se ha optado por hacer unas aperturas de cristal en la pared que comunica con el baño y que se pueden cerrar cuando se necesita cierta intimidad. Para ello se utiliza el mismo sistema de estor de lamas de madera que separa con el salón-comedor con el fin de integrarse mejor en el conjunto decorativo.
Fotografía: © Vicugo Foto
Del proyecto merece la pena destacar el techo recuperado y visto, rayado de vigas y la bovedilla catalana de bloque de arcilla tradicional, que comparte historia con la pared de tocho original también visto que recorre el lineal del muro que comparten cocina y dormitorio. Es una manera de integrar también los distintos ambientes.
Fotografía: © Vicugo Foto
Lo mismo sucede con el tono azul verdoso, un guiño evidente a la tematización marina de este barrio de pescadores de Barcelona.
El baño ofrece unas considerables dimensiones protagonizadas por el color blanco con la idea de potenciar la luminosidad pero dejando que el tono azulón, esta vez, tome presencia en el techo.
Fotografía: © Vicugo Foto
La selección de los pavimentos, por su parte, ofrece una combinación de suelos hidráulicos y parquet de madera de roble dispuesto de forma libre saltando entre el espacio público y el privado por debajo del mueble armario, en un nuevo guiño a esa comunicación visual que se busca permanentemente.