Si partimos del nombre de los propietarios del edificio, Urban Vida Original Stays, se entiende a la perfección las sensaciones que uno percibe cuando se planta frente a este bloque de apartamentos, y más cuando abre la puerta de uno de ellos. Uno se siente como en casa, con todo el equipamiento que necesita pero, a la vez, disfrutando de un ambiente urbano con personalidad y en un emplazamiento singular.
En pleno barrio de la Latina de Madrid se alza este edificio de 1915 totalmente rehabilitado y distribuido en 19 apartamentos boutique en cuya obra se implicaron los arquitectos Beatriz Martinez-Kleiser y Jorge Ferreiro Lozano, de studioBMK, tanto para aportar soluciones como para seleccionar acabados y materiales.
Del importante deterioro en que se encontraba el edificio, poco a poco empezaron a asomar las infinitas posibilidades que tenían los espacios conforme avanzaban las obras. Eso sí, la principal premisa era la de mantener la esencia original de su arquitectura, respetando el mayor número de elementos originales, como las contraventanas de madera, que se restauraron y se pintaron de blanco.
Esa solera arquitectónica pronto se alió con el ambiente urbano y sofisticado que se pretendía potenciar en cada apartamento y el magnífico resultado salta a la vista en estas imágenes. Nunca antes historia y modernidad se han mostrado tan integrados, sin perder el carácter propio de cada elemento.
Este apartamento cuenta con dos dormitorios en suite. El principal se distribuye en una zona de descanso y vestidor además de una zona de estar, y la luz natural procede de sus dos balcones que dan a la calle. El otro cuenta con dos camas individuales.
Se ha apostado por introducir colores alegres para el mobiliario, los cojines y el cabecero que rompen la monotonía del blanco predominante, también con los papeles pintados de diseños geométricos de Cole & Sonde la pared de la cama enmarcados en un juego de molduras que hacen un guiño al estilo clásico del edificio.
Por su parte, la cocina se ha situado en el centro del apartamento para potenciar su papel como punto de reunión cosmopolita, de ahí su destacado office equipado con una mesa antigua y varias sillas y taburetes de llamativos colores. El otro foco cromático lo pone el tono aguamarina, tanto en los azulejos de la zona de cocción como en el papel mural de hojas de espiga, incluyendo el emblemático frigorífico de la marca Smeg.
Los toques retros y las líneas minimalistas son de nuevo una tónica que se combina perfectamente también en la cocina.
En cuanto a los baños, es quizás el espacio más actual del apartamento. El gris piedra en dos tonos distintos preside el contenido, revestido con azulejos más oscuros en forma hexagonal que aportan profundidad y un pavimento en gran formato más claro, para crear contraste. De esta forma, el blanco de los sanitarios destaca sobremanera con el fin de potenciar esa sensación de pulcritud higiénica que corresponde con esta estancia.