El primer paso del proyecto fue cambiar el antiguo uso de local al de vivienda y una vez conseguida la licencia, Dröm Living se puso manos a la obra, nunca mejor dicho. Porque la distribución se creó de cero, incluyendo la renovación de todas las instalaciones y unos nuevos accesos a la terraza.
El punto de partida para este nuevo hogar se centra en la creación de un espacio diáfano con dos zonas claramente diferenciadas: la de día, que integra cocina, comedor y salón en un ambiente abierto con salida a la terraza, y la de noche, que aglutina dormitorio (también con acceso exterior), baño y vestidor.
Un elemento clave es la ausencia de puertas en las diferentes estancias para dejar fluir la luz natural por todas ellas.
Para fomentar la sensación de hogar, se apostó por la combinación de materiales y texturas. Así, predomina la madera y el cemento combinado con el uso del blanco puro para las paredes y parte del mobiliario con la idea de generar nitidez y calma, sin olvidar ciertos guiños a la sofisticación negra de griferías y puntos de luz decorativos. A esta mezcla tan agradable se suma también el ratán y los tejidos 100% naturales para completar una atmósfera cálida, luminosa y muy confortable.
Hablando de materiales, merece la pena destacar el revestimiento de placa de madera y cemento que recubre una de las paredes del salón, el vestidor, parte del baño y el cabezal de la cama. Su papel como aislante y su resistencia, así como su estética industrial, son uno de los atractivos impactos que desprende la vivienda, la cual combina sabiamente el diseño escandinavo con un toque industrial.
En cuanto al pavimento, Dröm Living optó por tres propuestas diferentes. Parquet laminado rústico para salón-comedor y dormitorio, porcelánico imitación cemento para terraza y baño, y un mosaico hexagonal blanco que recorre la entrada hasta la cocina. Todos ellos perfectamente integrados en el espacio
La optimización del espacio respondió a una de las prioridades de la reforma. De ahí la importancia de crear zonas de almacenaje integradas en el diseño del mobiliario, la mayoría realizado por el propio estudio de interiorismo. El tabique divisorio entre el salón y el dormitorio es una muestra. Son unos armarios blancos que van de suelo a techo ofreciendo espacio útil para guardar.
En la cocina, por su parte, los muebles combinan el blanco minimal con el negro industrial y, junto con la encimera de mármol Calacatta y la grifería negra generan una atmósfera con mucha personalidad.
Conseguir una atmósfera similar a la de la luz natural se logró con una acertada combinación de focos empotrados con otros puntos de luz decorativos, siempre respetando la línea nórdico-industrial que sigue el interiorismo del proyecto en su conjunto.