Hay espacios que hablan por si solos y consiguen convertirse en un refugio para quienes lo habitan. Cuando los actuales propietarios de este ático lo visitaron por primera vez, a pesar de su reducido tamaño, quedaron deslumbrados por las increíbles vistas a todo el Sur de Madrid. Supieron de inmediato que era justo ahí donde querían construir su hogar.
Sito en un noveno piso a pocos pasos de la madrileña estación de Atocha era un espacio lúgubre, lleno de paredes que creaban pequeñas habitaciones oscuras con una distribución pésima. Pero las maravillosas vistas, la terraza y la posibilidad real de adaptar el espacio a sus necesidades, les convenció.
Plantea Estudio fue el encargado de llevar a cabo la reforma y la primera decisión a la hora de abordar la intervención fue deshacerse de las engorrosas paredes que convertían un espacio deslumbrante con grandes posibilidades en una cueva.
Gracias a esta decisión consiguieron que la luz fluyera de manera natural por todas las estancias, también supuso una sensible mejora de la distribución y crear un recorrido armónico por toda la vivienda.
La ciudad dentro de casa era el mantra que perseguían desde Plantea Estudio. ¿Cómo? Convirtiendo al paísaje en protagonista haciendo que desde cada rincón de la vivienda fuera susceptible de sentir el pálpito frenético de la ciudad. Además, la cocina funcionaría como el corazón de la casa.
Materiales como el microcemento, el hormigón o el mármol de carrara, conviven de manera casi orgánica por toda la vivienda, dotando a todo el espacio de luminosidad y una textura homogénea y sutil.
Este refugio lleno de luz se ha convertido en un espacio tranquilo que transmite esa calma, como suele decirse, un oasis dentro de la ciudad. Con estancias fáciles de recorrer y adaptadas al uso diario.