La interiorista y propietaria de La Californie, Susana Beltrán, nos abre las puertas de su casa en Madrid: una vivienda que compró hace 12 años y de la que se enamoró a pesar de encontrarse poco conservada. “En la casa vivía una familia con diez hijos y respondía a las necesidades de un núcleo numeroso; pero me encantó. Era totalmente contemporánea, como recién construida; sus acabados eran atemporales y hechos por los mejores artesanos de la época. Su luz era magnífica”, apunta Susana.
Hoy, y tras una reforma que duró tres meses y algún que otro make up a lo largo de los años, es una vivienda rehabilitada que transmite calma y atemporalidad. Se trata de un edificio racionalista de los años sesenta, con una magnífica distribución, una apuesta por los materiales nobles y un gran trabajo de diseño realizado con mimo.
Fotografía: © Amador Toril
“La rehabilitación fue un ejercicio de conservación de la obra del gran arquitecto que la construyó, Juan Manuel Ruiz de Prada –este fue su primer trabajo e instaló su estudio de arquitectura en el ático–. Recuperamos puertas de roble macizo, suelos, molduras, bisagras de bronce diseñadas por el arquitecto y fuimos muy cuidadosas en la conservación de las formas y el espíritu del creador”, comentan Susana y su hija, Elena Ayuso, que estudió arquitectura y es copropietaria de La Californie.
“No escatimamos en materiales ni acabados y entelamos paredes, elegimos cortinas y muebles únicos, mezclamos diversas corrientes combinando tradición y modernidad”, añade la interiorista. Y es que si algo define el trabajo de Susana es su apuesta por el contraste armónico. Adora el mestizaje resultante de la combinación de estructuras sobrias, antigüedades, ambientes limpios y sofisticados y obras de arte que revalorizan la estética de las estancias y que se convierten en la esencia de cada una de ellas.
Fotografía: © Amador Toril
Algo que queda patente en su propia casa, donde una importante colección de arte y fotografía es la encargada de darle el toque final y el punto álgido de contemporaneidad a unos ambientes de líneas sobrias y naturales, con piezas de los años cincuenta y cuarenta y pinceladas clásicas fruto del uso de antigüedades, muebles creados por la interiorista y otros de diseño.
El arte es el hilo conductor de una decoración que apuesta por combinar piezas antiguas, contemporáneas y de diseño
Esta es una casa de grandes techos, con importantes ventanales, espacios bien comunicados de grandes proporciones con una distribución inteligente y una buena orientación. Los tejidos naturales y las formas geométricas, las fotografías y los grandes espacios que dejan “respirar” a los muebles tienen un lugar destacado.
Aquí conviven a la perfección el arte de vanguardia, los muebles contemporáneos y los del siglo XVIII. Una muestra más de que detrás de cada pieza hay un arduo trabajo de búsqueda y selección, para que encaje perfectamente en cada espacio. Así es el trabajo de La Californie.
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Estilismo: Paloma Pachecho