Construido en 1920, fue la casa del poeta y escritor belga Premio Nobel Maurice Maeterlinck, luego un hotel de lujo que acabó abandonado y ahora, tras su reforma y rehabilitación, una urbanización de viviendas privadas de alto estanding. El proyecto ha sido dirigido por el estudio de arquitectura Jean-Paul Gomis.
Salta a la vista uno de los principales encantos del edificio: la privilegiada ubicación en el Cabo de Niza (Francia), con vistas panorámicas al Mediterráneo, y de las que se disfrutan desde los 18 apartamentos que, en total y repartidos en diferentes módulos constructivos, conforman el palacio.
La premisa principal de la reforma se basó en respetar la estructura y esencia original del histórico edificio, potenciando su conexión directa con el exterior, desde el cielo hasta el mar, pasando por la misma piedra del acantilado de cuatro hectáreas sobre el que reposa el Palacio Maeterlinck.
Lo esencial, orgánico y natural se encuentra en armonía con las grandes fachadas arqueadas, así como con las amplias superficies y cerramientos acristalados que borran las fronteras entre el interior y el exterior. El conjunto crea un juego de luces y sombras, de contrastes de materiales y de texturas, dando lugar a un espacio único.
Todo el complejo del Palacio Maeterlinck está formado por diferentes módulos constructivos -Villa Melisande, Blue Bird y Orlamonde- que, a su vez, han sido proyectados con un número diferente de residencias en su interior. Alrededor se expanden tres hectáreas de zonas verdes, con playa privada, muelle propio, piscina central, un salón VIP y otros servicios comunitarios.
El proyecto de interiorismo y decoración de las exclusivas viviendas del complejo lo ha llevado a cabo Ralp Lauren Home. Cada espacio cuenta con mobiliario y piezas de la firma de una especial elegancia, creando atmósferas eclécticas y vanguardistas que contrastan en esencia con los elementos rehabilitados.
Fotos © Xavier Boymond para Kawneer