Pegado a la icónica Plaza del Pilar de Zaragoza se ubica el nuevo Hotel Inca Boutique, anteriormente Hotel Inca y que este marzo reabre sus puertas completamente reformado. Tras su compra por parte de Docar Hotels, originarios de Huesca, se apuesta por una nueva cara del hotel apostando por un diseño diferenciado, ubicaciones estratégicas y un concepto personal y arraigado al lugar tanto del propio edificio como el del origen de la cadena en Barbastro (Huesca).
Tras el inicio de la crisis sanitaria hace alrededor de un año cobra especial importancia lo particular, lo personal en los hoteles. Precisamente esa experiencia singular es uno de los pilares sobre los que se levanta el nuevo hotel que, desde Alfaro-Manrique Atelier, quieren devolver a la ciudad buscando el detalle y las sensaciones de calma en un espacio excepcional.
Cinco sentidos
El diseño del nuevo hotel no solo hace referencia a la ciudad de Zaragoza, sino también a los cinco sentidos que nos genera al entrar en él: lo visual como inicio, el olor personal como el de la abundante vegetación, el tacto de los tejidos aterciopelados, el sonido de la proyección de videoarte de la recepción y el gusto de los productos exclusivos de la zona que se pueden degustar en la zona de bar, unida a la recepción.
Todo ello con la intención de acercarse al usuario de una manera natural pero cálida, aunque con una sofisticación elaborada y prácticamente imperceptible que contribuye a hacer partícipe al cliente de lo que el Hotel Inca Boutique ofrece.
La narrativa de este proyecto comienza, por lo tanto, desde el exterior, con un paneleado de madera, puertas y marquesinas está pintado en genero para generar un primer impacto y anticipar lo que ocurrirá en el interior.