“Los mejores diseños empiezan con un lienzo en blanco”, aseguran desde el estudio de interiorismo de Laura Martínez. Se trata de una premisa que Laura y su equipo han tenido muy en cuenta a la hora de realizar la reforma de un salón-comedor en la localidad catalana de Sant Cugat del Vallès, en la provincia de Barcelona.
En el proyecto y gracias a una marcada tendencia minimalista, la diseñadora y su equipo han logrado una atmósfera serena y acogedora a la vez que elegante gracias a una serie de claves principales: mobiliario hecho a medida, elementos decorativos naturales como las plantas y la luminosidad del blanco.
Un espacio diáfano donde la serenidad y la elegancia encuentran un punto de equilibrio y donde toman un importante papel la combinación de colores y texturas.
La estancia a reformar contaba con tres importantes ventajas que el estudio de Laura Martínez supo aprovechar a la perfección: mucho espacio, amplitud y, sobre todo, mucha luz natural. Por otro lado, el pavimento, en madera noble oscura, aporta consistencia y elegancia al conjunto.
Continuidad entre espacios
El proyecto ha consistido en la reforma solamente del salón-comedor, por lo que se ha dejado la cocina tal cual estaba: independientemente anexa, por lo que se crea una sensación de continuidad entre ambos espacios.
Para lograrlo se derribó parte de la tabiquería y se sustituyó por una puerta corredera acristalada, que permite la entrada extra de luz y genera fluidez entre ambas estancias.