Paca gente puede presumir de vivir en una antigua fábrica del siglo XIX. Ramon Enrich, propietario de ésta, ya le había echado el ojo cuando era un niño y saltaba los tejados de los edificios colindantes para poder acceder y jugar en su interior: “Recuerdo quedar paralizado ante sus espacios enormes y sus ventanas gigantes. Era un inmenso palomar y sus paredes devolvían el eco. Una experiencia espacial que recuerdo muy viva”.
Este artista catalán nació y creció en Igualada (Barcelona), donde vive actualmente con su mujer y sus tres hijos. Cuando decidieron cambiar de casa, buscaron un lugar tranquilo con un patio interior entre calles en una población mediana, “que si quieres es un pueblo o una gran ciudad”, nos cuenta Ramón. Y la vida le dio la posibilidad de revivir y habitar este espacio bajo otras pautas y de una manera adulta.
La fábrica había sido restaurada y dividida en lofts, y Ramon compró la primera planta, un espacio muy luminoso, de estética simple y majestuosa, con una distribución interior sin especulaciones ni acrobacias que busca siempre el recorrido visual más amplio posible: “Pensar que vivimos aquí me produce el placer de haber recuperado un lugar de mi infancia. Existen muy pocos lugares en los que saber por qué te sientes a gusto. Hemos respetado sus ritmos y su historia, y el edificio ha sido amable con nosotros”, aclara el artista.
Ramon nos confiesa su aprecio por los interiores nómadas, como el de su casa, con variaciones y movimientos, densidades y texturas, amplias superficies y yuxtaposiciones… unas cualidades que dan ritmo y valor humano a los ambientes. En contraposición, le aterran las casas nuevas, las que no tienen experiencias, arrugas e historia.
Butaca de los años cincuenta. Los taburetes de madera son obra de Charlotte Perriand para Stephen Simon. Foto: s M. Peters Estilismo P. Ketelsen
Estilo industrial y piezas vintage
En cuanto a la decoración, se decanta por la sencillez y la carencia de pretensiones. De ahí que en su vivienda predominen los materiales esenciales, los muebles vintage y los espacios permitan que la mirada circule libremente y sin encontrar un fin tangible.
La amalgama diseño y arte es una apuesta decorativa que siempre funciona, ya que permite crear espacios personales en los que cada pieza nos cuenta cómo se disfruta de la intimidad de un hogar. Aquí, la pintura y la escultura tienen su espacio destacado y compartido con piezas de época y clásicos del diseño, una combinación que aporta dinamismo y viveza a los ambientes.
Foto: s M. Peters Estilismo P. Ketelsen
Casa y estudio
Ramon Enrich tiene su estudio de pintura y escultura junto a su casa. Allí encontramos piezas acabadas y otras en pleno proceso creativo.