Este es uno de los últimos trabajos de Espairoux, un estudio de arquitectura situado en Barcelona y dirigido por Albert Gasol y Jordi Mestrich. La vivienda, de 187 m2, está ubicada en un edificio en pleno Eixample barcelonés y responde a las características particulares de la tipología de la época, es decir: piso alargado, sin apenas luz natural y muy compartimentado, con fachada a ambos extremos y estructura vertical de muros de carga.
Comedor y galería. © Jordi Mestrich
Estos aparentes “inconvenientes” se compensaban con su porte señorial y los elementos originales que decidieron conservarse y potenciarse: los techos altos, las puertas interiores de 2,40 metros de altura, el suelo hidráulico, la carpintería y el cerramiento de hierro de la galería posterior.
Comedor. © Jordi Mestrich
Espairoux ha sabido combinar la estética clásica propia del piso con un estilo y unos acabados actuales, logrando recuperar entradas de luz natural, al eliminar paredes y carpinterías, con el fin de conseguir más sensación de profundidad y altura en las diferentes estancias. El área de descanso se compone de un dormitorio en suite, dos infantiles y una sala de juegos-estudio.
Cocina. © Jordi Mestrich
Por su parte, la zona de día disfruta de una cocina y lavadero completamente unificados, con lo que se gana amplitud y luz natural. Ésta es la adaptación de un clásico a una vida actual y funcional.
Comedor. © Jordi Mestrich
Tras la reforma, el renovado salón comedor se abre al exterior y lo hace sin puertas ni elementos intermedios que impidan la entrada de luz. Se derribó el muro que los separaba, así como una puerta que daba acceso al baño de la galería desde el antiguo comedor. De esta forma, ambas estancias se convierten en un único ambiente con servicios bien diferenciados.
Galería. © Jordi Mestrich
A su lado, y ya sin las puertas, se encuentra la galería, una pieza que caracteriza las viviendas del Eixample y de la que se conservó su cerramiento acristalado en forma de cuarterones, pero con una nueva estructura: la de un cerramiento con sistema tipo libro para que funcione como terraza semiexterior cuando sus propietarios lo deseen. Para darle un aire más luminoso se apostó por los tonos claros en las paredes y se unificaron los suelos con parqué de roble blanqueado.
Baño. © Jordi Mestrich
Situado entre la cocina y el recibidor, se creó un baño como sustituto al que antes había la galería. Este espacio nace de la unión de los dos viejos aseos del área de día y se ha vestido en tonos claros para darle mayor luminosidad. Aquí se combina la madera con la cerámica para lograr una nota muy contemporánea y cálida. El inodoro con mochila oculta en un murete y sin pie, así como la mampara de cristal o el espejo sin marco, hacen de esta estancia un lugar ligero y elegante.
Dormitorio. © Jordi Mestrich
El dormitorio se sometió a algunos cambios estructurales, apostando por la búsqueda de soluciones que ampliaran el espacio y le dieran un estilo más elegante. Se derribó parte del muro donde estaba el armario y se desplazó hacia el fondo, además de correr el hueco de entrada hacia el centro de la pared; esto permitió colocar la puerta de acceso al dormitorio en un lateral que forma una L –era la vieja entrada del distribuidor del baño– e instalar un gran armario a los pies de la cama. La elección de los tonos crudos y blancos aporta la nota más actual a un espacio ahora amplio, con un rincón de tocador.
Dormitorio infantil. © Jordi Mestrich
Antes de la reforma, la zona de día era una concatenación de ambientes funcionales pero pequeños y poco luminosos. Por si fuera poco, la galería era un espacio amplio que no sólo no se aprovechaba, sino que además se cerraba y quedaba escondido tras unas puertas de madera con frentes de cristal. Éstas impedían una buena distribución, ya que necesitaban de espacio de aper tura delante, impidiendo la instalación de muebles frente a ellas. La intervención se hacía necesaria.
El baño del dormitorio era antes de la reforma un espacio a compartir entre dos estancias y al que se podía acceder desde la zona de entrada; es decir, tres puertas para una única estancia, algo que la hacía poco funcional y transitable. La solución pasaba por diseñar un nuevo baño y un aseo de cortesía extra. El otro aseo estaba en la galería.
Antes de la reforma, el lateral de un gran armario daba acceso al dormitorio, convirtiendo la entrada en un túnel. Por un lado, el armario, que seguía hasta el techo cambiando de color, y por otro la puerta de acceso al distribuidor junto al baño.
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