En la urbanización Son Puig de Palma de Mallorca, muy cerca de la capital mallorquina, se encuentra una vivienda unifamiliar aislada y con piscina, diseñada por el arquitecto Jaime Salvá junto al arquitecto técnico Iñaki Fernández y la empresa Blanc i Blanc como constructora.
Con una parcela de 458 metros cuadrados que hace esquina y con una pendiente muy pronunciada que permite situar el sótano a nivel de la acera y de acceso a la vivienda, este proyecto, de nueva creación, se ha llevado a cabo con un estilo predominante mediterráneo.
Geometría limpia y juegos volumétricos
Uno de los principales objetivos del arquitecto Salvá durante el proceso de diseño de esta vivienda fue el de crear una geometría limpia, pero con quiebros, para así poder formar un juego volumétrico que consiguiera visuales diferentes desde los distintos lados de la vivienda desde donde se mirara. Se tuvo en cuenta el hecho, sobre todo, de que la vivienda quedaría expuesta en sus dos fachadas que dan a la calle, cada una de ellas a diferentes cotas de nivel.
Además, y a partir de este mismo juego volumétrico, se generan unas sombras en el conjunto de la vivienda que van cambiando a lo largo del día según la posición solar, logrando una sensación de dinamismo constante.
Esta volumetría también es el resultado de la distribución del interior de la vivienda, donde las estancias principales están orientadas al sur y los huecos en fachadas, colocados de manera estratégica, se han ubicado para conseguir mejores vistas y mayor luz natural desde el interior de la vivienda, así como para obtener una ventilación cruzada que permita mejorar la eficiencia energética. Mediante esta ventilación, se consigue que durante gran parte del año pueda funcionar con el mínimo gasto energético, al no ser necesario usar sistemas de climatización.