Foto: Slava Fleor
Perdida en las inmensas llanuras siberianas -Rusia- encontramos una casa que brilla por sí misma. En un entorno completamente aséptico, la fuerza y dinamismo de esta residencia cautivan y embaucan como si de un oasis en medio del desierto se tratara. En su interior, 150 m2 polivalentes en los que se han eliminado todas las barreras y estereotipos permitiendo que cada estancia evolucione según el momento y la necesidad.
Detrás de este escéptico proyecto encontramos a la diseñadora Elena Rybalkina, cuyo principal objetivo era integrar en un mismo lugar el taller artístico y una zona de exposición donde el autor pudiera presentar sus colecciones. El resultado es un espacio transformador libre de límites que huye de los conceptos clásicos, abierto a mil posibilidades, vibrante y dinámico.
“La creatividad no tiene límites, invité al cliente a experimentar con los colores, las formas y los materiales”, Elena Ryalkina.
Foto: Slava Fleor
Para ello se maximizaron las entradas de luz instalando amplios ventanales que permitieran la entrada de la energía solar directa. Los bloques de hormigón de diferentes formas se alteran con el ladrillo en bruto creando un efecto gráfico y escultórico diferente a las paredes. En cuanto al color, un gris antracita que destaca las obras expuestas sobre él.
Una vivienda concebida por y para el arte, donde la creatividad no tiene límites. Un proyecto muy interesante que dio lugar a una vivienda tremendamente funcional y cómoda, a la vez que provocativa. “Me encanta ver a los invitados venir aquí por primera vez. Cómo ven los detalles, preguntan de qué se hace, cómo sonríen y se vuelven más directos, se liberan, se dejan llevar por la atmósfera dela creación.