Esta es la historia de una finca de los años 70 que se reformó en su totalidad y dio lugar a este cálido y confortable hogar. Este es un lugar donde estar con los amigos, relajarse y disfrutar del arte. Un trabajo que firma Erico Navazo.
Amantes del arte, interesados en la decoración y grandes conocedores del mundo de las antigüedades, así son los propietarios de esta magnífica vivienda ubicada en el barrio de Salamanca, de Madrid, y en la que se atesoran obras de arte compradas y seleccionadas con mucho mimo.
“Es un placer, y además resulta muy fácil, trabar con clientes que adoran el arte, que lo entienden y lo disfrutan. Es todo un aprendizaje”, asegura Erico Navazo, el diseñador de interiores responsable del proyecto de arqui- tectura e interiorismo de este bello piso de 250 m2 abierto al exterior. Ya vivían en este barrio y Erico ya les había hecho el trabajo de decoración de su anterior hogar, así que, cuando decidieron mudarse, apostaron por mejorar la vivienda y no cambiar de ubicación, y se enamoraron del edificio: “Es una construcción de los años setenta que permitía una renovacón total para lograr un espacio confortable adaptado al estilo de vida de sus propietarios, incluso per- mitía colocar muchos de los muebles de su anterior casa”, comenta Erico.
Segunda oportunidad
Se hizo una rehabilitación integral, actualizando las instalaciones y modificando la estructura de los dormitorios (en esta zona se ha dise- ñado una gran suite con dos baños y sendos vestidores), la cocina y el área de servicio. El resto, la zona más social, se conservó en su estado original (suelos, carpinterías, etc.).
Erico apostó por una decoración cálida y atemporal: enteló y empapeló paredes, instaló moqueta en los dormitoros y respetó el suelo de madera original en las otras estancias; se decantó por combinar muebles (del siglo xx, recuperados y otros diseña- dos por el propio interiorista). “Me encanta el comedor, está conectado a la terraza y es muy agradable; también la mesa de centro de mármol arabesco del salón o el mueble de roble y pergamino de los años treinta o la colección de arte de los propieta- rios”, cuenta Erico. Y no nos extraña. Es una casa preciosa, hecha para recibir y disfrutar.
Fotografías: Belén Imaz
Realización: Pete Bermejo