La presentación de este establecimiento podría decirse que está a medio camino entre un bar una coctelería y un restaurante. Detrás de sus puertas se abre un espacio de apenas 40 metros cuadrados definidos como «el continente más pequeño posible para el contenido más extenso jamás contado».
En cuanto a la estética de Servicio Continuo, llama la atención que se trata de un tributo al Loos American Bar de Viena mezclado con referencias de clubs de gentleman ingleses con cierta reminiscencia Art Déco. Así pues, como proyecto, según el estudio, no responde a modas, se concibió libre de prejuicios, «y eso lo hace auténtico».
Es importante destacar que solo abre de 20h a 3 de la madrugada, lo que justifica una escenografía que podría llevarse al extremo, como las cortinas plisadas en la zona de la fachada para proteger la intimidad de los clientes. Los baños también son un ejemplo de recogimiento íntimo y personal, sin perder un ápice del estilo del local.
La iluminación juega un papel fundamental a la hora de potenciar esa atmósfera romántica y acogedora que te atrapa nada más entrar. Se han seleccionado lámparas con pantalla de tela para situarlas encima de las barras creando una luz tamizada que envuelve a los clientes y sus conversaciones.
Las paredes, bañadas en azul cobalto, acogen cuadros de Guillem Santomá, ilustraciones que Blanca Miró dibujó a propósito para Servicio Continuo y, además de esta mezcla, se añade un diseño gráfico completamente rompedor obra de Robbie Whitchead.
Pero hay otras paredes en las que el protagonismo se lo llevan los materiales populares, como el corcho, que se combina perfectamente con detalles como el latón. Las sillas adquiridas en un anticuario y tapizadas de terciopelo son una muestra más de la autenticidad que Cristina Carulla Studio ha querido plasmar en este local de moda.